Un solo corazón

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Abril extendió la mano y le desabrocho los botones de la camisa.Los desabrochó uno a uno, dejando a la vista
los músculos biendefinidos de su pecho. Al terminar le pasó las manos por elpecho desnudo. La firmeza de

su piel, el detalle de sus músculossiempre la habían impresionado, él era perfecto.  _Creo que eres tú el
que no parece real, tu cuerpo, tu rostro,todo es perfecto. Alessandro acercó su rostro al de Abril, estaban tan
cerca quepodían sentir la respiración del otro. Sus labios se encontraroncon los de ella y la lengua de él
saboreó sus dulces labios.  _Qué dulce eres, tus labios son como la miel, no me canso debesarlos. Los ojos
de su marido echaban chispas pasionales, en sus ojosella pudo ver un hambre voraz y un deseo salvaje por poseerla por completo. Abril se ruborizó de inmediato. Su cuerporeaccionó, tenía calor, se le aceleró la respiración y
sintió unasensación electrizante entre sus piernas. La muchacha contempló el rostro de su marido que en
antaño leparecía alguien tan frío y aterrador, no obstante, ya norecordaba porque había pensado
aquello. Abril posó sus manos en los hombros de él y se levantó. Él alzó lavista para mirarla desde abajo, su
esposa era pequeña y delicada,tanto que a veces tenía miedo de romperla si la abrazaba condemasiada
fuerza. Pero a veces podía ser fuerte e increíblemente terca, cuandoquería. Ella empujó los hombros de él
con más fuerza y se inclinópara besarle. Le mordió el labio inferior con suavidad comosiempre hacia él y le
lamió. En cuestión de segundos sus besitosse volvieron sugerentes, Alessandro se quedó quieto, quería
verque más haría y precisamente porque Alessandro se quedóquieto ella se volvió más atrevida todavía hasta
que sesepararon. _Deberíamos darnos un baño primero hoy... Alessandro no dio tiempo de acabar la frase, la
agarró por elcuello y la besó con avidez. Su lengua exploró su boca sin pudoralguno, fue un beso lo
suficientemente largo como para dejarlasin aliento.  _Qué decías?  _Hoy hemos sudado mucho, deberíamos
darnos un baño. _A mí no me importa mucho.
_Pero a mí sí.Alessandro volvió a besarla, después de otro beso largo que learrancó un gemido de placer de
su garganta él la tomó en brazosy la llevó al baño tal y como ella se lo había pedido. Él continuó besándola
mientras caminaba con ella en brazos, labañera ya había sido llenada, algo que él agradeció ya que noquería
perder más tiempo.Alessandro la metió en la bañera, terminó de quitarse las ropas ydespués se metió con
ella, él tomó un esponja y comenzó a lavarel cuerpo de Abril aun cuando ella había insistido que podía
sola,mientras recorría la esponja por su cuerpo, con su boca atraposus labios, saboreándolos como si fueran
un dulce. Los gemidos resonaron en la habitación, sus respiraciones sevolvieron sonoras y parecían
ir rítmicamente. Abril se aferró a sucuello mientras él la besaba y tocaba por todas partes haciéndolaarder
de pasión.El baño fue largo y placentero, al salir de la bañera él siguióbesándola y la llevó de regreso a la
habitación, sus cuerposhúmedos chocaban entre si dejaban caer gotitas de agua pordonde pasaban, Abril al
ver que él no pensaba dejar que secaransus cuerpos le dijo. _Espera un momento.  _ ¿Qué pasa?, ¿Ya no
quieres?  _No es eso, deberíamos secarnos.

Alessandro secó sus cuerpos usando su magia, él la depositósuavemente sobre la cama, se acomodó encima
de ella y le dijo.  _ ¿Así está mejor? Abril asintió con la cabeza y él volvió a arrebatar sus labios, loslamio y
beso todo lo que quiso, después su boca fue bajando,buscando sus lugares más sensibles, beso su cuello,
sus pechos yahí se quedó un rato saboreándolos, después continuó bajandopor su estómago, su vientre
plano, sus caderas, sus piernas, no dejó un solo rincón de su cuerpo sin besar. Cada parte donde suboca
tocaba se volvía más caliente, Abril no podía evitar que susgemidos escaparan de su boca y eso parecía
encantarle ya queen ocasiones apretaba ligeramente sus pechos haciendo quechillara, ella se quejó un poco
por eso.  _No hagas eso. Él le dio un beso y respondió.  _Es que me encanta escuchar tu voz, es como dulce
música paramis oídos, así que no la contengas, quiero seguir escuchándola. Alessandro se acomodó entre
sus piernas, acarició su entrada,ella estaba lista, él no perdió más tiempo y se volvió uno con ellasin previo
aviso, su interior estaba caliente, húmedo y apretado.Él gruñó, le era muy difícil el controlar sus caderas para
noembestirla como una bestia, aunque en ese momento se sentíacomo una, una bestia en celo que solo
deseaba perderse en sucuerpo y llegar a lo más profundo de su interior, pero Abrilseguía siendo inexperta, si
hacia eso acabaría lastimándola y esoera lo que él menos quería, así que hizo acopio de toda su fuerza

para mantener a rayas sus instintos más salvajes. Se moviólentamente y la hizo suya. En cada movimiento
Abril sentía como si subiera a lo alto de unatorre y bajara de golpe, una sensación maravillosa que

recorríatodo su cuerpo dejándola sin aliento. Sus besos se volvieron másprofundos y sus caricias más
bruscas, era como si intentaracontrolar su fuerza desesperadamente para no lastimarla, ellapudo ver los
nudillos de sus manos, blancos por la fuerza queusaba al apretar la sabanas, las venas de sus brazos; pudo
sentirsu corazón acelerado que palpitaba con fuerza, ella se aferraba aél, sus manos se paseaban por su
espalda, por sus hombros, porsu pecho sintiendo la firmeza de su cuerpo, sus manos vagaronsin rumbo
tocando su cuerpo por doquier, lo cual parecíaexcitarlo aún más ya que sus gemidos se hicieron más sonoros
ysus caderas empezaron a moverse más rápido. Abril estaba al límite y sentía que perdería la cordura con
esehombre. Él también estaba al límite él la abrazó con fuerza, ellahizo lo mismo y por un minuto pareció que
sus corazones sevolvían uno solo y latían al mismo tiempo. Ambos llegaron alclímax al mismo tiempo, Abril
sentía que todo a su alrededor sedesvanecía y que solo quedaban ellos dos en el mundo. Ambos
permanecieron abrazados un momento, con larespiración entrecortada, cuando hubieron recobrado el
alientoAlessandro volvió a hacerla suya una vez más, cuando iba por latercera ronda ella estaba agotada, no
podía más, ella le dijo conla voz ronca.  _Ya no puedo más, para.


Esposa Olvidada Capítulo 1 – 105
Alessandro continuó besando sus manos, la herida de susmuñecas subiendo por su brazo hasta sus hombros
y que una vozdulce y seductora le susurro al oído entre besos.  _Solo una vez más.

No. Alessandro siguió besando sus hombros, su espalda, intentandohacer que cambiara de opinión hasta que
lo logró.  _Solo una vez.

Sí, prometo que esta será la última vez, por hoy claro está. Y volvió hacerla suya una vez más, llevándola a la
gloria con susbesos y sus caricias.

Esposa olvidada Where stories live. Discover now