𝒊𝒏𝒎𝒐𝒓𝒕𝒂𝒍𝒔 [Cʜᴀsᴇ Dᴀᴠᴇɴᴘᴏʀᴛ x Fᴇᴍ Oᴄ] EN EDICIÓN

05. Baile

CHASE

Adam, Charlie y yo nos quedamos viendo el enorme cartel que anunciaba que este sábado por la noche harían el baile. Adam y yo nos giramos a la vez hacia Charlie y ella ni se inmutó. Adam y yo nos fulminamos con la mirada el uno al otro.

-Adam, tú puedes ir con Saya, lo justo es que vaya con Chase.- dijo Charlotte y me burlé en la cara de Adam.

-Pero me da miedo hablar con ella.- los dos miramos al chico.

-Grandullón, le encantas, créeme. Lo peor que te puede decir es no, y no creo que lo haga.- Adam agradeció el gesto y se marchó.

Charlie, sin ni siquiera despedirse se marcho de allí, dejándome solo. Me quedé mirando el trayecto que había echo la chica y me fui a clase. Pasaron las horas y Charlie seguía evitándonos a cualquiera de los cuatro.

-Vamos a ver, a Charlie le pasa algo y muy grave.- dijo Max sentándonos a Leo, Saya, Adam y Bree en una mesa.

-Muchas gracias, Sherlock.- contestó su hermana.

-En el mes que la conocemos siempre nos saluda y nos sonríe y lleva dos semanas son hacerlo.- me froté los ojos.

Desde que Charlie descubrió lo de su madre, sin duda alguna ha estado distinta. Más distante, más... fría. Esas sonrisa que siempre nos dedicaba habían desaparecido y no tenía pinta que fuesen a volver hasta dentro de mucho.

Han pasado varios meses desde lo de su madre, y la forma en que ha estado distinta ha afectado a todos. No solo a mí, sino también a nuestros amigos. Nos preocupa verla así, tan fría y distante, y en más de una ocasión hemos intentado acercarnos a ella para ofrecerle nuestro apoyo.

Recuerdo la primera vez que noté el cambio en Charlie. Estábamos todos juntos en casa, riendo y divirtiéndonos como de costumbre, cuando de repente vi su rostro ensombrecido por una sombra que no había estado allí antes. Su mirada perdió la chispa que solía tener, y su sonrisa desapareció por completo.

Al principio, traté de animarla, de hacerla reír como siempre lo hacía. Pero ella simplemente se limitaba a responder con monosílabos y evitaba el contacto visual. Pensé que tal vez necesitaba tiempo para procesar lo ocurrido, así que decidí darle su espacio y esperar a que ella misma se acercara a nosotros cuando estuviera lista.

Pero los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses, y Charlie seguía igual de distante. Nuestros intentos de acercarnos a ella parecían en vano, y cada vez nos costaba más recordar cómo era estar cerca de ella. Su presencia en el grupo era menos tangible, como si estuviera allí físicamente pero emocionalmente ausente.

De repente, sentí que alguien se nos quedaba mirando. Charlie. Todos la miramos y Bree y yo nos levantamos y la llevamos a un lugar apartado del grupo. Ella parecía molesta. Estaba muy irritable.

-Charlie, necesitamos que nos digas qué está pasando.- le dije con suavidad, aunque la frustración se apoderaba de mí.

-No puedo... no puedo hablar de ello.- respondió con voz quebrada. Bree dio un paso para adelante para darle un abrazo, pero la morena dio un paso hacia atrás.

-No puedes seguir así, Charlie.- continuó Bree, luchando contra las lágrimas que amenazaban con brotar en sus ojos. -Te necesitamos. No solo yo, todos nosotros. Somos tus amigos, y estamos aquí para apoyarte, pero no podemos hacerlo si no nos cuentas qué te pasa.

-No quiero ser una carga para nadie.- susurró. Sus hombros estaban temblando.

-No eres una carga, Charlie.- le aseguré, tomando su mano para transmitirle el calor y el apoyo que tanto necesitaba. -Las amistades son sobre eso, apoyarse mutuamente cuando las cosas van mal. Y, créeme, estamos dispuestos a hacerlo por ti. Pero necesitamos saber qué es lo que te pasa para poder ayudarte.

-No quiero que me veáis así... débil.- dijo a punto de llorar.- Se supone que salvamos el mundo. No puedo ser débil.- las lágrimas bajaron por sus mejillas.

-Charlie, llorar y mostrar vulnerabilidad no te hace débil. Al contrario, te hace humana. Te hace fuerte por enfrentar tus emociones y confiar en nosotros para ayudarte. Queremos estar aquí para ti, en los buenos y malos momentos.

Ella se aferró a mí, dejando que su dolor y tristeza salieran a flote. Pasamos mucho tiempo allí, en medio del pasillo, pero ninguno de nosotros se preocupó por las miradas curiosas. Lo único que importaba era que Charlie se sintiera apoyada y rodeada de amor. Bree se unió al abrazo, y luego, el resto del grupo.

-Dioses, esto es super cursi.- medio rio y nosotros lo hicimos con ella.

-¿Estás bien?- Max pasó un brazo por sus hombros.

-Sí, estoy genial.- sonrió de nuevo.

-Bien, pues en cinco días es el baile, y nos han mandado organizarlo todo. Así, necesitamos ideas.- saltó Saya.

-¿Por qué nosotros?- preguntó mi hermana.

-Puede, que tal vez la Directora Perry me haya prometido un notable en Literatura si organizábamos todo.

-Bien, pues manos a la obra.