Capítulo 26

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Me levanto empapada de sudor frío. Me quito toda la ropa y voy directa al baño. Mientras la bañera se llena, me miro en el espejo. Tengo los ojos un poco hinchados y rojos, supongo qué de tanto llorar. Cierro el grifo y me meto en la bañera. El agua está caliente, y en esta época del año nunca me baño con agua caliente, pero mi cuerpo me lo pedía a gritos. Estoy muy confusa y Kylie no está aquí para ayudarme. Me gusta Kenzo, me gusta cómo me trata, la manera en qué me mira, cómo me besa... Pero una parte de mi qué aún no logro entender, no para de pensar en Matt. Me zambullo en el agua y me quedo un rato sumergida.

Son las tres del mediodía y no sé qué hacer. Estoy demasiado vaga cómo para ir al gimnasio o quedar con alguien. Es domingo y los domingos son para estar en casa. Cojo el móvil y marco el número de Kenzo.

- ¿Judith?

- Hola cariño, ¿vienes a casa?

- Vale. En diez minutos estoy ahí.

- Vale, hasta ahora.

Dejo el móvil en la mesa del comedor y salgo al jardín. Hoy no hace mucho sol, está más bien nublado. Subo a mi habitación y cojo un libro del estante, Cincuenta sombras de Grey. Me lo recomendó una amiga de la universidad, me dijo qué le encantó, así qué voy a leer hasta qué Kenzo llegue. Bajo otra vez al jardín y me siento en uno de los sillones que hay. Ya voy por el capítulo cuatro cuándo oigo qué llaman a la puerta. Dejo el libro en el sillón y entro de nuevo. Abro la puerta y es exactamente quién esperaba qué fuera.

- Hola, bonito pijama. - Le doy un beso y tiro de su brazo.

- Calla y entra.

- ¿Qué quieres hacer?

- No sé, ¿qué quieres hacer tú?

- Se me ocurren un par de cosas. - Me mira maliciosamente y se acerca a mi. - Podríamos subir a tu habitación.

- Vale. - Le hago una sonrisa traviesa y camino hacia la escalera moviendo provocativamente las caderas. - ¿Te vas a quedar ahí mirándome o vienes?

Empiezo a subir rápido y él hace lo mismo. Entro en mi habitación y me giro para mirarlo. Cierra la puerta a sus espaldas y se acerca lentamente a mí.

- Me encanta tu pijama de corazoncitos, pero estás mejor sin él.

Me empieza a quitar la camiseta lentamente mientras me besa el cuello. Le quito la camiseta y la tiro al suelo. Me coge la cara con cuidado y me besa. Camino sin despegarme de sus labios hacia la cama y me tumbo en ella. Se quita los pantalones y deja el preservativo encima de la almohada. Desliza mis pantalones hacia abajo con mucha delicadeza, hace lo mismo con las bragas. Se quita los calzoncillos y se pone encima para poder besarme. Tras un buen rato besándonos, coje el preservativo y rasga el envoltorio. Lo miro mientras se lo coloca en el miembro y me sonríe. Coloca sus codos al lado de mi cuerpo para poder apoyarse bien y me besa. Con mucho cuidado se introduce en mi interior y eso me provoca una punzada entre dolor y placer.

- ¿Te hago daño?

- No, tranquilo. - Me besa y tira su cuerpo hacia atrás retirándose de dentro de mí para volver a introducirse. Sin querer hago una mueca y para otra vez. - No te preocupes, no me haces daño, hacía mucho qué no tenía sexo, solo es eso.

- Vale, pero no quiero hacerte daño.

- No me harás daño. - Me besa y vuelve a salir de mi para volver a introducirse, muy lentamente.

Estamos los dos tumbados en la cama, Kenzo está dormido. No ha sido cómo esperaba, no he llegado al orgasmo, ha sido... Agradable. ¿Desde cuándo el sexo se describe con la palabra agradable? Con Austin era más intenso, si tuviera qué describirlo con una palabra, sería... Creo que no exista una palabra que describa eso. Con él era intenso, polvos con los qué llegaba al orgasmo fácilmente, a veces era muy bruto, pero en realidad me gustaba. El sueño poco a poco se apodera de mí y me duermo con el sonido de las gotas que empiezan a caer poco a poco rebotando contra el tejado.

I WANT MORE (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora