Capítulo 6 (☬⁠)

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SalvedadDaren

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Salvedad
Daren

El sudor recorre mi espalda, y mis manos se encuentran ligosas con la cantidad del líquido carmesí que las recorre; en lo que mi invitado se retuerce bajo el filo de la navaja afilada cuando divido su labio inferior en dos.

Posiciones listas para entregar el cargamento mi señor, —El intercomunicador se enciende con la voz de Mark.

Sigo en lo mío tomando la pinza que se encuentra en las brasas para dirigirla a su cavidad bucal para sacar todos sus asquerosos dientes.

—¿Tiempo establecido para su llegada? —preguntó, menguando la ansiedad con el imbécil de la silla al cual le carbonizo las encías.

—En media hora si no hay imprevistos.

Respiró profundo cortando la carne quemada que dejo al arrancar lo que quiero, y no me limito cuando tomó al engendro como una res para satisfacer mi necesidad de sangre. Las olas se escuchan a través del intercomunicador, logrando que sea consciente de la tensión que se transpira en el ambiente en dónde se encuentra Mark.

El cargamento de armas de América tenía que haber llegado hace dos días, pero se retrasó en los puertos por amenaza de robos por las pandillas clandestinas de los bajos que cada vez se toman más libertad de creerse capaces de saquearnos.

Las aspas de un helicóptero resuenan a lo lejos y la anticipación del dueño me lleva a ensartar la navaja para desprender la piel del pectoral de una manera limpia, dejándolo en carne viva contando los minutos en mi cabeza.

Ha llegado señor.

No respondo, ya que conoce lo que debe de hacer, pero deja el intercomunicador activo para escuchar toda clase de movimiento y conversación que se lleve a cabo.

¿Dónde está?, —Escucho la pregunta que Mark realiza en un susurro.

Estoy yo, y eso tendrá que bastarte —Volver a escuchar la voz de Zaria, únicamente logra que rebane la carne que deje expuesta.

Hay problemas en las bodegas del sur, —Llega la voz de un sujeto alterado —. La señora...

El intercomunicador se corta antes de que el sujeto termine la oración, y mi navaja queda a medias cuándo las pulsaciones de mi corazón incrementan con la incertidumbre que toma mis sentidos, la cual me obliga a serenarme cuando siento el pecho apretado y la mirada nublosa.

Trato de enfocar la mierda que tengo al frente chorreando hilos de sangre, sin extremidades, sin piel, con la boca destrozada y sin ojos en sus cuencas; no sé cuanto tiempo me toma centrarme, pero en la lejanía escuchó las voces amortiguadas.

Deserción Implacable Libro 1 (Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora