13.

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Natasha.

Observé el espejo nuevamente. Ni siquiera he hablado con mamá, y Mariah debe estar a diez minutos de llegar.

Observé nuevamente mi vestido, es normal, y luego de toda una semana en la que Wanda me ha evitado, y en la que claramente no he insistido en hablar con ella, supongo que me haría bien sentirme… ¿Linda? No lo sé, mamá decía que debía usarlo para sentirme increíble, porque así se me ve.

Observé mi coleta, sé que tal vez trenzado quedaría mejor, pero aún es algo que puedo decidir de camino a la fiesta, tomé mi abrigo y mis cosas.

Bajé las escaleras y podía oír a Yelena canturrear una canción del televisor, ella ama las introducciones de los programas para pequeños.

—¿Yels y mamá? — pregunté. Ella señaló la oficina de mamá. Era un cobertizo viejo, pero el verano pasado Yelena y yo comenzamos a sacar los juguetes viejos, cosas de papá y todo eso, para poder darle a mamá un espacio de trabajo, ya que siempre debía trabajar en la cocina con nosotras comiendo allí, y luego de que en ocasiones Yelena empapara sus hojas con jugo o demás cosas,  esperaba hasta que estuviésemos en la cama para hacer sus actividades escolares, lo que provocaba que durmiera muchísimo menos. —¿Mamá? — pregunté tocando la puerta de su oficina.

— Adelante. — habló ella. Ingresé y la vi ordenando algunas cosas, se veía en la pared un gran cuadro con la fotografía más linda del mundo según palabras de mi madre. Yelena con una sonrisa que dejaba ver sus dos dientes faltantes delanteros y yo la sostenía en brazos. — ¿Pasa algo, amor?

No levantó la mirada de su trabajo, pero sabía que estaba pendiente, mamá es como una superhéroe, puede realizar muchas cosas al mismo tiempo sin errar en una sola.

—Saldré con Mariah, y con Clint. — hablé esperando que no me viese. Levantó la mirada asintiendo lentamente. — Sé que quizá debí pedir permiso antes de…

—Cariño, tienes derecho a… — levantó la vista para verme. Se quedó callada y una sonrisa comenzó a crecer en sus labios. — Mírate, chica linda… Gírate.

Me sonrojé y traté de negarme, pero ella fue más rápida, se levantó y tomó mi mano, di una vuelta y la vi tomar su móvil. Quería evitarme ésto.

—Cariño, debo fotografiarte, por favor.

—Mamá…

—Natasha, no todos los días te pones un vestido que te hace ver aún más hermosa de lo que ya eres.

Las madres son tan amables…

Es decir, no creo que me vea tan mal, pero decir que me hace más hermosa de lo que ya soy es ser demasiado amable conmigo.

—Mamá…

Me obligó a ponerme junto a la puerta y me tomó tantas fotografías como pudo antes de que Mariah hiciera sonar el claxon de su auto. Agradecí enormemente que mi mejor amiga fuese arriesgada para conducir.

—Debo irme.

—¿Tienes dinero? — asentí. — ¿Necesitas que vaya por ti? Háblame antes de regresar y cuando llegues allí. También si necesitas algo, no dudes en decirlo. Envíame tu ubicación, ¿bien, amor? Estaré pendiente.

—Mamá, debes descansar, además hoy es viernes de películas. Yelena querrá ver algo y luego acurrucarse contra ti para dormir…

—Sí, y amo hacer eso con mi bebé, pero tengo una más grande a la que también debo cuidar, cariño. Puedo dormir hasta más tarde y…

—Mamá, de verdad, no es necesario, sé todo el trabajo que has de tener, ni siquiera te lo dije con anterioridad y yo en serio no quiero que…

Mamá me detuvo y puso sus manos en mis hombros descubiertos.

Teacher's pet. [Wandanat]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora