Capítulo 4

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El día en la clase de Takemichi ha ido bien, sus niños son absolutos ángeles que disfrutan hacer las actividades que les enseña para que puedan aprender de forma divertida. Para sorpresa del propio profesor, no ha tenido que castigar a ninguno de sus niños hasta el momento, cosa que le agrada mucho.

—Te lo digo, creo que mi clase es la peor este año. —Suspira Hinata, ayudándole a guardar el material que la clase de Takemichi ha usado el día de hoy. —Uno diría que al ser los mayores de la escuela se portarían mejor, pero no.

—Siento oír eso, Hina. —Resopla Takemichi sin sentirlo en absoluto, sabiendo perfectamente que su mejor amiga saldrá adelante y controlará a todos esos pequeños a comportarse bien a final de curso. —Puedes decirles que si se portan mal, tu hermano policía los detendrá.

—Oh, lo he hecho, pero solo se han reído. —Dice Hinata entregándole la caja de pinturas, luego se sienta en la silla del profesor y observa como Takemichi guarda todo en el armario de suministros del fondo del aula. —¿Te ha pasado algo últimamente?

Takemichi se tropieza con una de las sillas y mira de reojo como Hina parece pasar de curiosa a ansiosa por obtener una respuesta. El pelinegro suspira y se debate en cómo contarle a su mejor amiga sobre Manjiro, el hombre que conoció hace un par de semanas y que no ve desde hace días.

—He conocido a algunos de mis vecinos, pero tienen un aspecto un tanto... ¿intimidante? Y ni si quiera se lo he contado a Chifuyu porque sé que dirá que me alejé. —Murmura Takemichi, sin poder mirar a Hina a los ojos. —Simplemente quiero seguir conociendo a Manjiro, Sanzu y los demás.

—¿Entonces estás así porque no se lo has contado a Chifuyu o hay algo más?

—Hace días que no sé nada de Manjiro, solo he visto a Sanzu porque... Bueno, ya sabes. —Susurra Takemichi sin mirar a los ojos a su amiga, escuchándola resoplar por lo que se está guardando. —Sanzu me viene a buscar todos los días y me acompaña cada vez que salgo de casa.

—¿Cómo un guardaespaldas? —Pregunta Hinata confundida, y Takemichi asiente aunque está igual de confundido que ella. Sanzu apareció en la puerta de su casa la mañana siguiente de conocerlo y le dijo que a partir de ahora lo acompañaría cada vez que saliera de casa.

No hubo ninguna pregunta, Sanzu le explicó los cambios, y Takemichi no sabe decir no a las personas aterradoras y serias como Sanzu, por eso ahora siempre camina en silencio junto a él, hablándole de su día con sus niños.

Takemichi se sentiría ofendido por la falta de respuesta si no fuera por el hecho de que Sanzu si lo escucha aunque no lo parezca, ya que a veces hace preguntas sobre lo que Takemichi ha dicho, cosa que le alegra un poco. Además siente que Sanzu es un comienzo de amigo, cosa que le gusta mucho, ya que no tiene muchos amigos, por lo que contar con uno nuevo siempre es motivo de estar feliz.

—¿Takemichi? —La voz de Hinata lo hace salir de sus pensamientos y sonríe en forma de disculpa. —No pasa nada, solo te estaba diciendo que me voy ya, Naoto está fuera esperándome, ya que vamos a ir a cenar a casa de mis padres.

—Oh, espérame, ya he terminado aquí. —Hinata asiente y Takemichi se apresura a tomar su mochila, apaga las luces de su aula, cierra la puerta y comienza a caminar por el pasillo junto a su amiga hacia la salida.

—¿Hoy también está tu amigo aquí? —Takemichi asiente, sabiendo que Sanzu lo debe estar esperando en la puerta, una pose de soldado esperando órdenes y el semblante serio. Por eso, se sorprende al ver a Sanzu con una mirada furiosa, mirando a Naoto como si quisiera matarlo.

—Hinata. Takemichi. Ya era hora. —Dice Naoto, su rostro normalmente amigable, viéndose totalmente furioso mientras se acerca a los profesores que acaban de terminar su jornada laboral. —Takemichi, ¿de qué conoces a Sanzu Haruchiyo?

—Es mi vecino. —Responde Takemichi sin entender la mirada de Naoto, sin embargo, desvía la suya para saludar a Sanzu, quien parece relajarse y hacerle una señal para que se ponga en camino. —En fin, nos vemos.

Takemichi se apresura hacia Sanzu, ignorando la mirada de Naoto, quien parece querer agarrarle del brazo y tirar de él lejos, pero Takemichi llega a donde Sanzu le espera, y ambos comienzan a caminar de vuelta al edificio de apartamentos, el pelinegro comienza a contarle su día como hace normalmente, pero Sanzu, por primera vez, lo interrumpe.

—¿Cómo conoces a ese policía? —La voz de Sanzu hace que la piel de Takemichi se erice por puro terror, asustado por recibir un golpe suyo o algo mucho peor.

—Es el hermano de Hina, mi compañera de trabajo.

El silencio se extiende unos segundos, Takemichi se estremece y cierra los ojos cuando ve la mano de Sanzu acercarse a su rostro, pero en vez de un golpe, lo que recibe es una palmadita en la cabeza. Confundido, abre los ojos y ve el semblante de su amigo volviendo a la misma amigable mirada de siempre.

—A veces eres demasiado inconsciente e inocente. —Murmura Sanzu para si mismo, y Takemichi solo sonríe porque no ha escuchado las palabras de su amigo, haciendo resoplar al impasible Sanzu.

—Sanzu, ¿sabes cuando vuelve Manjiro de su viaje de negocios? —Pregunta Takemichi, normalmente esta pregunta la ha estado haciendo todos los días recibiendo la misma respuesta.

—Aún no lo sé, mi rey está lidiando con unos problemas de ratas y nunca se sabe cuánto tiempo se tarda en exterminar a todas. —Responde Sanzu, y Takemichi quiere preguntar si tienen una exitosa empresa de exterminio de plagas, pero prefiere no preguntar sobre ello, porque es cuando Sanzu se cierra y no dice una palabra.

—Entiendo.

El resto del camino se hace en silencio, y cuando llegan al apartamento de Takemichi, Sanzu se despide con su habitual reverencia y se marcha al ático, dejando que el pelinegro entre en su apartamento, sonriendo a Mocca cuando este va corriendo y maullando a la entrada para saludarlo.

—¡Michi! —Exclama una conocida voz que hace que Takemichi salte sorprendido y mire hacia su salón, donde Chifuyu, Baji y Kazutora están jugando con su consola. —Espero que no te importe, pero hemos venido de visita.

—No te di una llave para esto. —Resopla Takemichi, pero rápidamente se pone ropa más cómoda y se sienta entre Baji y Kazutora, viéndoles jugar. En cuanto se sienta, comienza a contarles sobre sus niños y la clase que ha tenido hoy, hablándoles de todo lo que ha ocurrido en su día hasta que nota como los tres se congelan y tensan.

Takemichi no entiende porqué hasta que cae en la cuenta de la razón.

Se le ha escapado el nombre de Sanzu.

—Oh, esto... ¿No os he hablado de mi amigo Sanzu?

—No, no lo has hecho.

SENSEI TAKEMICHI & BONTEN MIKEYWhere stories live. Discover now