Capítulo 32

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En el cuarto de Alina reinaba un silencio que lo decía todo y nada al mismo tiempo con la mirada de las chicas. Alba reflejaba el sentimiento del arrepentimiento en carne y hueso mientras que Natalia sólo veía en ella una chica a la que le entregó lo mejor de sí y no supo valorarlo. Tampoco es que le guardara rencor. La quería, y mucho, sólo que ya no como antes. O al menos eso pensaba por el momento.

Alba dio un par de pasos hasta donde estaba sentada la morena sobre la cama y se agachó frente a ella.

-¿Sabes que nunca antes me había tocado tomar una decisión tan importante en mi vida? - la morena levantó la cabeza y observó a la rubia -...y por una vez que la tomo voy y lo hago de la manera más equivocada.

-¿Qué quieres decir con eso? - preguntó Natalia.

¿Es que no era obvio?, estaba muy arrepentida por haber roto la relación y estaba pagando las consecuencias.

Lo más evidente parecía incoherente para la morena dado que no consideraba que Alba haya fallado en la decisión que tomó. Era consciente de qué tipo de persona era Julia, pero aun así prefirió quedarse con ella.

-No quise acabar con lo nuestro...- soltó.

-No me vengas con eso ahora, Alba...- la morena se levantó y se alejó unos cuántos pasos de Alba -...entiendo que hayas querido terminar conmigo, después de todo, tenías y tienes el derecho de conocer y estar con quien quieras, derecho que por cierto tengo yo también - enfatizó -...lo que no entiendo es ¿por qué Julia?, es que por más vueltas que le doy en mi cabeza no consigo entenderlo. ¿Es que te enamoraste de ella?

-¡No! - negó rotundamente la rubia -...estaba confundida, yo... Natalia estaba dolida por lo que hiciste.

-Te recuerdo que tú besaste primero a Julia, y además, el dinero lo saqué yo de mi bolsillo y sólo fue para ayudarte, Alba, a ti y a María. Yo no esperaba nada a cambio, Julia al contrario pagó no por tu libertad, sino para que te convirtieras en una de sus putas y te prostituyeras para ella y así poder ganar dinero a costa tuya - las palabras de la morena sonaban duras, pero por desgracia era la dura y cruel realidad.

A la rubia no le quedaba remedio que asumir que lo que decía Natalia era muy cierto.

-Soy una estúpida, Natalia.

-No digas eso, por favor. No eres ninguna estúpida. Eres una chica muy inteligente. Yo siempre estaré siempre que me necesites, te lo prometo, pero...- en ese momento entró Alina al cuarto interrumpiendo a la morena.

-Natalia, el vuelo sale en treinta minutos - informó.

-No como me necesitas, Alba - concluyó la morena y tomó las dos mochilas que estaban sobre la cama de Alina y ambas se fueron.

Como un forastero, en medio del desierto buscando el oasis para poder saciar la sed, se encontraba Alba en el cuarto de Alina necesitada de aire para poder respirar. Sentía cómo poco a poco iba perdiendo el aire y le costaba respirar.

El luminoso cuarto de Alina poco a poco fue volviéndose oscuro hasta que todo se quedó negro y la rubia se cayó al suelo desmayada.


***

-Hola, ¿me escuchas? - Alba poco a poco fue abriendo los ojos y se encontró con un hombre que la estaba revisando -...se despertó - anunció el hombre mirando atrás.

-Me duele mucho la cabeza - la rubia se llevó una mano a la frente y quiso levantarse.

-Tranquila, señorita. Usted sufrió un desmayo...- el doctor se levantó de la cama para ir a hablar con alguien -...La señorita está bien, tan sólo le subió un poco la presión, nada grave...- el doctor abrió su maletín y cogió un lapicero y un papel -...para el dolor de cabeza compre estos calmantes. Le aliviarán en seguida...

Un Cambio A Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora