Vienna Zaphir Weasley tiene un plan para todo. Tal y como dice su hermana "Athenea siempre tiene un plan"
Pero Vi, llegaba a otro nivel ella lo tenía todo fría y perfectamente calculado.
Claro que varios sentimientos encontrados, dos adolescentes...
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—Mercury
¿Quién era Mercury?
—Mercury
Dijo la voz, está vez más fuerte.
Y entonces ahí estaba, quien yo suponía era la tal Mercury, veía su reflejo en el espejo, era rubia y se cepillaba el cabello, tenia los ojos azules y en su mano podía ver un anillo, un anillo de compromiso. Tenia una sonrisa dibujada en sus suaves labios pintados de rosado.
Alguien entro a la habitación
No podía ver su rostro
—Mercury, mi flor. Le dio un beso en la frente y ella respondió.
—Es de mala suerte ver a la novia antes de la boda.
—No puedo vivir un día sin verte. El joven se acerco para besarla pero antes murmuro
—Te amo Mercury Dalia Evans
La rubia respondió
—Te amo...
No pude escuchar el nombre que iba a pronunciar, ya que de repente la tal Mercury apareció en una habitación llena de fuego. Sentía mi cuerpo quemarse, me ardía, pero aún así no podía despertar.
—¡AYUDA!
Nadie Respondía, solo lloraba
¡Por favor!
De las llamas apareció un ciclope y la chica saco una daga, se paro frente al ciclope con valentía.
Entonces lo entendí.
Era una mestiza.
Y cuando se iba a enfrentar, una llama la golpeo en el brazo, sentí como si fuera yo la que se hubiera quemado, y luego cambie de escena.
La chica ahora estaba frente a una gran mansión, iba vestida de negro y una mujer, por su presencia podía decir que era una diosa, hermosa, con un vestido largo repleto de encajes de flores que al igual que su acompañante era todo negro y su cabello pelirrojo, mucho más brillante que el mio estaba recogido en un moño y adornado con una corona de flores y picos.
La mujer la cual estaba al lado de Mercury la miraba con amor e incluso pena.
—Hola mamá— Dijo la rubia sin mirar a quien, al parecer, era su madre.
—Hola Dalia
Se quedaron en silencio, por lo que parecio mucho tiempo, hasta que la pelirroja hablo.
Sonaba preocupada pero al mismo tiempo también resignada.
