Capítulo 5: Soltando el pasado y tomando el presente

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❈ ¡Genial! Dos meses después y hago acto de presencia con un nuevo capítulo, sean bienvenidos de nuevo a mi humilde fic 🌸

❈ No se preocupen, este cap es más ligero que los anteriores, ya pasamos lo más difícil del recorrido, así que nos toca una parada para descansar y reponernos. Espero lo disfruten, ¡besos! 💕

Esta mañana en la que Hinata despertó se sintió diferente a las anteriores

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Esta mañana en la que Hinata despertó se sintió diferente a las anteriores.

Sentía más calma, menos peso sobre sus hombros y la cabeza con menos ruido, más vacía, más soportable. Sin la maraña de pensamientos que lo persiguen durante el día.

Fue mientras desayunaba con su madre, Azumi, y Natsu que cae en cuenta del porqué de haber despertado de tan buen humor.

Era la primera noche donde no tenía pesadillas sobre el accidente.

Y se da cuenta, también en ese mismo momento, que es la primera vez en la que puede pensar sobre el accidente sin sentir cómo se rompía lo poco que quedaba de su corazón, si aún le quedaba alguna parte.

— ¿No vas a comer, cariño? —sale de la ensoñación al escuchar la voz de su madre llamándole.

Nota su rostro, las arrugas en forma de patas de gallo en las esquinas de los ojos, pero sobre todo lo cansada que de pronto se ve. Y reconoce que es por su culpa. Porque no ha hecho más que preocupar a sus seres queridos desde el accidente.

¿Qué habrá sentido su mamá cuando le dieron la noticia de que había chocado? Nunca se había planteado la pregunta, pero está seguro que no quiere saber la respuesta y añadir más sal a la herida que sigue sin cerrar.

Baja la mirada a su plato, y nota la imagen del tamagoyaki servido, uno de sus platillos favoritos, así que haciendo apoyo de las fuerzas que está volviendo a tener, toma sus palillos y le da un mordisco sustancioso, percibiendo lo dulce del bocado y como sus papilas dan un festín por el sabor tan perfecto que su madre le logra dar siempre.

Extrañaba esto, extrañaba disfrutar de la comida como se merece.

Es lo que piensa, antes de darle otro mordisco igual de grande, sacando en el proceso una sonrisa ancha a su madre, al ver cómo su hijo comía, por primera vez, con energía, después de varios meses de tristeza y sufrimiento.

—Egta deligcioso —exclama, con la boca llena de comida, porque Shouyou sabrá de modales, pero cuando disfruta una buena comida casera de parte de su madre, los olvida para dejar dicho lo mucho que la disfruta.

— ¡Nii san!, cierra la boca.

—Tu ciegrra la boga.

—¡Mamá!

— ¡Niños!

Lo siguiente que pasa debería estar escrito en la historia de la familia Hinata.

De cómo un chico de veintiséis años, que sigue en el luto de haber perdido a quien considera el amor de su vida, termina su sexto bocado del platillo de tamagoyaki, deja sus palillos sobre el plato de cerámica y se ríe, en grande. Ancho como lo es su presencia en cada habitación que entra.

Lo que aprendí de ti [kagehina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora