El Chico Que Una Vez Me Amó

197 11 6
                                    

«Un punto por cada instante importante. Una estrella, una marca que solo tú y yo sepamos descifrar. Será el álbum de nuestras vidas»

El Chico Que dibujaba constelaciones
-Alice Kellen - 

...

Los tiempos habían cambiado, la ciudad estaba más evolucionada con la ciencia actual, y al igual que ella, nuestra familia también.

Como por ejemplo nosotros.

— ¿Qué te parece, Kohaku?

— te queda muy bien — fui sincera, aquella nueva camisa que compraste me gustaba mucho.

— ¿estas segura, leona? — dijiste con una sonrisa. Asentí, aun estando en ese pequeño lapso de segundos hipnotizada por ti, sensación que empeoró en cuanto cortaste la distancia y me susurraste en el oído — ¿bien segura?

— no lo sé — Titubee

Cuando me mordiste el lóbulo del oído supe lo que tramabas. Porque lo que estabas haciendo evidente, Senku. Y al mirarte de nuevo tragué saliva, arrepintiéndome un poco de mis palabras.

Lo supiste de inmediato, tanto que cuando me di cuenta de ello al ver una sonrisa dibujarse en tu rostro, no me diste tiempo de decirte nada y me besaste sin previo aviso.

— ¡mamá, Shizuku está invadiendo mi privacidad otra vez! — hasta que la voz de una de nuestras hijas nos detuvo.

— Senku, las niñas... — reí entre besos, tratando de separarnos.

— no las escuches. — pero me sostuviste las manos para luego colocarlas alrededor de tu cuello, pegando más nuestros cuerpos.

Así que traté de hacer lo que me pedías, dejarme llevar por el momento.

— ¡papá, mamá, Tsukiku está ocultándoles algo nuevamente! ¡Y esta vez no lo van a creer!

Pero nuestras hijas siempre tenían mucha energía.

No podía ignorarlas fácilmente.

— demonios...— murmuraste frustrado cuando hice que nos separáramos, esta vez de verdad.

— Senku.

— ya están grandes, Kohaku. Deberían resolver sus problemas por su cuenta.

— ja ¿y me lo dice el hombre que aun las trata como si fueran niñas? Son consentidas por tu culpa, Senku.

— controlar lo que hacen nuestras minis leonas no es tratarlas como niñas, Kohaku. Solo las estoy cuidando al igual que a ti. Y no, no las hice consentidas, leona.

Reí un poco por eso.

— ya te dije que no nos digas así, Senku. — te miré mal antes de suspirar — Pero bueno, necesito ver qué pasa esta vez.

— llámame si necesitas mi ayuda. No quiero que Tsukiku vuelva a meterse en problemas.

— está bien — dije antes de tomar tu corbata, jalarla un poco y darte un pequeño beso en los labios — te quiero.

Sin embargo, me sujetaste el brazo en cuanto quise irme, tomándome de la cintura y besándome en cuanto estuve frente a ti nuevamente.

— ¿ahora qué?

— también te quiero. — susurraste.

Tuve un pequeño sonrojo, pero cuando volví a escuchar a nuestras hijas llamar, tuve que zafarme de ti otra vez, pero esta vez con una sonrisa en el rostro que no desapareció pronto.

El Chico Que Una Vez Me Amó Where stories live. Discover now