El inicio de un Dios

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Iruma comenzaba a abrir los ojos y lo que sintió fue una suavidad que nunca antes había sentido, todo su cuerpo estaba en un estado de reposo y descansado, era tanta la comodidad que incluso cuando abrió los ojos no había ninguna necesidad de levantarse de su cama.

Pero había cierto individuo que no había previsto mirándolo de un costado de la cama y quien le mostro su presencia al hablar

—Parece que has despertado. —Hablo una voz que nunca antes había escuchado y por el timbre de la voz supuso que era una mujer, al voltear su cara hacia donde venía la voz confirmo que era una mujer, una mujer que por su tamaño sería mejor llamarla niña, ya que su pequeño tamaño y rostro juvenil no le daban más de 13 años

—Quien eres tú? —Pregunto Iruma mientras se levantaba de la cama y analizaba más a la chica que estaba frente a él, le llamo inmediatamente la atención que solo parecía portar una capucha de cuerpo completo y que en una esquina se encontraba una hoz gigante.

—Por tu tono de voz, debes estar hablando japonés y por lo tanto debes ser japonés, que alejado lugar para de donde provenga el príncipe. —pronuncio la chica con una adorable sonrisa

—¿Principe?

La palabra príncipe comenzaba a golpear la sien de Iruma y le empezaron a traer recuerdos que pensaba haber bloqueado.

—Príncipe, no estarás exagerando—contesto Iruma ignorando las palabras de la niña

Ante las palabras pronunciadas de iruma le acompaño un silencio y la misteriosa niña se levantó.

—No creo ser la indicada para seguir este tema de conversación, entonces avisare que despertaste Principe.

Con esas palabras la niña comenzó su camino a la salida y con una sacudida negra desapareció ante los ojos de Iruma

Iruma estaba plasmado ante la misteriosa desaparición y eso lo obligo a levantarse de la cama, esta acción le costó al inicio ya que sus piernas estaban débiles como si hubiera recibido una gran impresión

Al conseguir fuerzas se levantó y camino hacia la puerta, pero antes de que pudiera dar unos pasos, como se fue regreso la chica, pero ahora no estaba sola si no que le acompañaba ahora un misterioso hombre adulto.

El hombre era un obvio adulto de no más de treinta años por su apariencia humana, tenía un cabello blanco y tatuajes en el rostro con forma de ramas de olivo, los cuales resaltaban su belleza sobrehumana y mirando con sus ojos morados hacia la dirección de iruma corrió en su dirección.

Sin que iruma pudiera reaccionar recibió un fuerte y afectuoso abrazo, un abrazo que dejo perplejo porque nunca antes había sentido tanto amor en una acción tan afectuosa, mejor dicho, nunca antes había sentido algo de afecto de otra persona que no sea lastima.

—No vuelvas a preocuparme asi—hablo el hombre mientras seguía abrazando a iruma. —te perdí una vez y ahora que te recuperé no quería volver a perderte tan pronto, no sabes lo preocupado que pusiste a tu padre muchacho al desmayarte.

Las palabras del hombre misterioso comenzaban a resonar en el cerebro de iruma y este comenzaba recordar eventos que lo llevaron a tal lugar, recordó desde hasta lo sucedido con su entrega de pizza y en eso vino a la memoria la figura de un hombre, entonces de un chispazo le vino a le mente el recuerdo que en horas anteriores había conocido a su padre.

—P-padre. —hablo con tartamudeo Iruma mientras aun recibía el afectuoso abrazo del hombre.

—Si niño, yo soy tu padre—dijo con compresión y alegría el hombre.

—Pero que paso y como termine en esta habitación—Pregunto iruma perplejo todavía por la situación

—Yo podría solucionar eso.

Iruma: El Principe del inframundoWhere stories live. Discover now