03: El Escuadrón Negro

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¿Había escuchado bien?

El Escuadrón lo buscaba.

Por alguna razón aquello le inquietó más. ¿Por qué el grupo élite de la policía lo buscaría?

Aunque en el fondo de su mente, en algún recóndito lugar de su subconsciente, sabía la razón. En ese momento sólo atinó a mirar a Jisung con el ceño fruncido y a su padre, en la espera de una respuesta a la provocación.

No escucho tal respuesta de su parte sino de Don quien no paraba de ladrar. Luego de un rato la atención de todos se desvió al ruido afuera de la casa donde los vehículos de Hana se estacionaban junto a los del otro clan.

La mujer y un par de guardaespaldas se bajaron para encarar a Ragnar, quien salió de la cabaña del pescador con semblante serio.

—¿A qué has venido, mujer? Espero que seas sensata y convenzas al anciano a cumplir con lo que estipula la ley.

—¿Y qué estipula la ley según tú? —Contra atacó la mujer, claramente molesta—. ¿Entregarás un niño al Escuadrón sin un consenso de clanes, Ragnar? Eso no es muy honorable de tu parte.

—Ya tuvimos un consenso, diez años atrás. Si causaba problemas se iría. —Dijo el cazador señalando a la cabaña.

—No ha causado tales problemas. Es solo un niño. —Insistió Choi desde el umbral de la puerta, mirando con desesperación a Hana, esperando su apoyo.

La mujer lo miró con pesar.

Suspiró y aún con la expresión estoica caminó hasta el cazador y cuando estuvo frente a él le susurró algo que el resto de presentes no pudo escuchar. Ragnar bufó pero no dijo nada, hizo una seña a los demás cazadores y se marcharon del lugar.

Hyunjin y Jisung observaron la escena desde la pequeña ventana de la cocina sin comprender lo que acababa de pasar.

Cuando se alejaron por el claro, Hana se acercó a Choi y lo instó a entrar a la cabaña.

—¿Qué fue todo eso? —Preguntó Jisung apenas entraron—. ¿Por qué querrían a Hyunjin? Él nl ha hecho nada, no pueden entregarlo. ¡Señor Choi, abuela, tienen que hacer algo!

—Jisung. —Lo reprendió Hyunjin, quien conocía el temperamento de su amigo y lo imprudente que era.

Hana sonrió pero la sonrisa no llegó a sus ojos.

—Por favor, siéntense.

Choi permaneció cerca de la puerta mientras la mujer y los jóvenes  se sentaron en el comedor.

—¿Tengo que irme? —preguntó finalmente Hyunjin con la voz rota. Tenía miedo, no había hecho nada, pero los del pueblo lo odiaban, seguro hicieron algo para culparlo.

—Le pedí a Ragnar que reuniera a los clanes mañana al mediodía, decidiremos eso por votación.

—¡Pero Hyunjin no ha hecho nada!

—Ya lo sé, Jisung —suspiró la mujer mirando a Choi con tristeza—. Haré todo lo que esté en mis manos para protegerte, como siempre lo he hecho desde que llegaste aquí. —Tomó las manos del chico en un intento de reconfortarlo y a ella misma, después de todo, le tenía cariño y también temía por él—. Pero mientras todo esto pasa, necesito que te escondas. No te pueden ver en el pueblo, las calles están infestadas de agentes haciendo preguntas y son muy insistentes, si presionan demasiado a los clanes equivocados encontrarán la cabaña.

—¿A dónde iré? —Encontró su voz para preguntar.

—No lo sé y mientras menos gente lo sepa, es mejor.

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