Capitulo 16:

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--¿Cómo ha ido el entrenamiento?-- preguntó Hermione fríamente media hora más tarde, cuando Harry, Ginny, Ron y Neville entraron por la abertura del retrato en la sala común de Gryffindor.

--Ha sido...-- empezó a decir Harry.

--Un desastre total-- se le adelantó Ron con voz apagada, y se desplomó en una butaca junto a Hermione.

--Tampoco fue así-- dijo Neville indeciso. Ron lo miró mal y este no comentó nada más.

Hermione miró a Ron y su frialdad pareció derretirse.

--Bueno, sólo ha sido el primero-- dijo para consolarlo --Supongo que te costará cierto tiempo...--

--¿Quién ha dicho que haya sido un desastre total por mi culpa?-- la interrumpió Ron.

--Nadie-- contestó Hermione, sorprendida --Creí que...--

--Estabas convencida de que iba a hacerlo mal, ¿no?--

--¡No, nada de eso! ¡Yo estaba desde un principio apoyándote y...!--

--Voy a empezar a hacer los deberes-- dijo Ron enfadado, y se fue dando zancadas hacia la escalera que conducía a los dormitorios de los chicos y se perdió de vista.

Hermione miró a Ginny y le preguntó:

--¿Lo ha hecho mal o no?--

--En realidad no tanto-- respondió Ginny manteniéndose leal. Hermione arqueó las cejas --Bueno, digamos que podría haber jugado mejor-- murmuró --Pero sólo ha sido la primera sesión de entrenamiento, como tú has dicho...--

Aquella noche ni Harry ni Ginny ni Ron adelantaron mucho los deberes. Ginny sabía que su hermano estaba demasiado preocupado por lo nefasta que había sido su actuación en el entrenamiento de Quidditch. Harry tenía un ligero dolor de cabeza, que no lo dejaba concentrarse y ella no conseguía quitarse de la cabeza aquella cantinela de "Los de Gryffindor son unos mantas".


Pasaron todo el domingo en la sala común, rodeados de libros, mientras a ratos la estancia se llenaba de alumnos y otras veces se quedaba vacía. Hacía un día bonito y despejado, y la mayoría de sus compañeros de Gryffindor estuvieron al aire libre, en los jardines, disfrutando de lo que bien podía ser uno de los últimos días soleados del año. Al anochecer, Ginny había dejado que Harry reposara su cabeza en su regazo para que le hiciera masajes, porque le dolía la cicatriz de nuevo.

--Sé que suena irresponsable, ¿pero no podríamos dejar los demás deberes para la semana?-- comentó Ginny cuando finalmente ella y Ron terminaron la larga redacción para la profesora Mcgonagall sobre el hechizo Inanimatus Conjurus y, abatidos, empezaron otra igual de larga para la profesora Sinistra sobre las lunas de Júpiter. Para Ginny era más difícil porque tenía que hacerlo con una sola mano, mientras con la otra acariciaba la frente de Harry.

--Sí, eso deberíamos hacer-- respondió Ron frotándose los enrojecidos ojos y arrojando al fuego la quinta hoja de pergamino descartada.

--¿Por qué no le pedimos ayuda a Hermione?-- opinó Harry, que tenía los ojos cerrados.

Ginny giró la cabeza y miró a su amiga, que estaba sentada con Crookshanks en el regazo, charlando alegremente con Neville mientras un par de agujas de punto tejían, suspendidas en el aire delante de sus ojos, un par de deformes calcetines de elfo.

--No nos dejará copiarnos-- comentó ella.

--¿Y si tú se le preguntas?-- le dijo Ron a su hermana --Sabes que puedes convencerla...--

--Aprecio mi vida, por lo que mi respuesta siempre será no--

Así que siguieron trabajando mientras fuera el cielo se oscurecía cada vez más. Poco a poco, la sala común fue quedándose vacía otra vez. A las once y media, Hermione se les acercó bostezando.

Nuevo Comienzo (5 Libro) (Hinny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora