Un Distinto Inicio

Glücklietate desata su bendición sobre la familia Linkberg

Karstedt había estado entrenando en el campo de entrenamiento de los caballeros, era su día libre, pero había tantos problemas entre sus casas que era realmente agotador por lo que era preferible pasar su tiempo entrenando a tener que tratar con el alboroto.

Trudeliede había estado antagonizando a su querida Rozemari prácticamente desde que se casaron, y por si fuera poco, Elvira se había unido al acoso en las últimas temporadas, Elvira debería saber mejor y mantenerse al margen como lo había estado haciendo desde un principio.

Era cerca de la quinta campana cuando pudo apreciar como una Ordonaz volaba hacia el, así que llevando el brazo frente a el para recibirlo, pero no había esperado que le trajera tal dolor.

"Lord Karstedt, algo ha acontecido, Lady Rozemari solicitá su presencia"

El mensaje era cortó y no revelaba nada, pero los sollozos y gritos de una mujer llorando por su bebé, habían dejado más que claro lo que había acontecido, su pequeña hija con Rozemari había fallecido.

Con el corazón pesado mando el Ordonaz de vuelta con su respuesta, "Entendido, llegaré pronto", una vez hecho convocó su bestia alta y emprendió su camino sin poder disimular del todo el gran pesar que había caído sobre sus hombros.

No era el primer hijo que perdía, tampoco la primera niña, pero eso no hacía que doliera menos la perdida, aún le dolía la ascención a las alturas de su pequeña hija con Trudeliede, puede que no se llevará muy bien con la madre, pero era su primera pequeña por lo que había estado extasiado cuando se enteró que era una niña, solo para que tan solo unos días después le informaran de su ascención por un descuido.

Debido a ello, cuando le informaron que su hijo con Rozemari nacido a principios de primavera, era una niña, se ocupó de que obtuviera el cuidado más diligente que podría conseguir, pero tal parecía que no había sido suficiente, y estando solo a mediados de verano su pequeña había ascendido la imponente escalera.

Con esos pensamientos llegó a la casa de Rozemari dónde el asistente principal lo recibió, "le ruego me perdone mi señor, no tengo excusa, cómo asistente principal debí estar más atento de las actividades del personal".

"¿Que fue lo que sucedió?"

"La pequeña Lady fue envenenada", esas palabras hicieron que le hirviera la sangre, alguien se había atrevido a arrebatarle a su pequeña.

"¿Quien?", Fue lo único que pudo reunir para decir, con más coraje e irá de la que pretendía mostrar haciendo que el asistente temblará.

"Viveka", reconoció el nombre al instante, se trataba de la nodriza de su pequeña, una mujer de la facción neutral y de buenas calificaciones, que hasta donde había investigado no tendría ninguna razón para dañar a su familia.

"¿Dónde está?", Pregunto de inmediato, quería sacarle toda la información que pudiera para saber quién estaba detrás de todo, aunque sabía que por más que encontrará evidencia no podría hacer nada al respecto, después de todo su pequeña ni siquiera era considerada humana ante la ley.

"Lo lamento Lord Karstedt pero, Viveka subió la imponente escalera por si misma justo después de envenenar a la pequeña Lady", respondió el hombre cortando con sus esperanzas de investigar.

"¿Quien pudo haber sido capaz de esto?", Preguto con impotencia a nadie en particular.

"Acaso ¿no es obvio Lord Karstedt?", Escucho una voz provenir detrás de el, y al voltear pudo darse cuenta que se trataba del hermano de Rozemari, el vizconde Joisontak, "no se necesita de la guía de Anhaltung para saber que la culpable es una de sus otras diosas", afirmó Joisontak cómo si fuera un hecho.

"¿Cuáles son sus argumentos vizconde Joisontak?", Preguto, después de todo lo que estaba haciendo su cuñado era una acusación bastante audaz.

"Bueno Lord Karstedt, no es un secreto para nadie que tanto su diosa de la luz como su diosa del agua han actuado ya en el pasado en contra de mi hermanita"

Eso era ciertamente verdad, y no sería la primera vez que una esposa matará a los hijos de otra esposa, después de todo se trataba de algo común en la nobleza.

Mientras estaba dentro de sus pensamientos una Ordonaz llegó hacia el, "¡LORD KARSTEDT, EMERGENCIA!, ¡Tiene que venir de inmediato a la finca principal!", Decía el Ordonaz mientras de fondo se escuchaban voces de niños, "¡MADRE! ¡¡MADREEE!!".

Sin esperar a que el Ordonaz siquiera iniciará por segunda vez, voló a toda velocidad a la finca donde vivía su primera esposa y sus hijos.

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Fecha: 15/11/22