13. Desesperación

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No hay poder más grande que el amor.
"No, no es así. El orden trae la victoria."

No hay fuerza más poderosa que la lealtad

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No hay fuerza más poderosa que la lealtad.
"Eso lo sé bien."

Las columnas de fuego se alzaron al igual que los gritos de guerra. El eco había desaparecido hasta que se convirtió en una canción. Misma que martillaba su corazón, si es que lo tenía.
Aún sentía sus manos sobre su cuerpo, desgarrando su carne mientras lo apresaba, hasta que una mordida lo dejó presa de la desesperación. No sabe cuándo ni cómo, apenas logra recordar las imágenes borrosas; cuando fue derrotado por un alto príncipe de los Noldor. Y él, un Maia de inmenso poder y sabiduría, había caído como una cadena al hierro fundido, hecho agua por el fuego.
No los iba a perdonar.

-Se fue un príncipe, quedan menos.
Esa era la voz de Sauron, autocompleciéndose; patético.
Fue en ese, inoportuno, momento cuando el amo y señor de Beleriand se le ocurrió visitar al Maia.
-Uno que casi acabó contigo -burló el Vala-. Patético, simplemente patético. Incluso Gothmog pudo contra ese príncipe, Fëanor, incluso cuando se enfrentó con Ungoliat.
Sauron rodó los ojos, era claro que su tortura había comenzado.
-Mismo príncipe que cerró sus puertas en tu jodida cara. Misma araña que casi te devoró. Por favor, eres un engaño.
Pero Morgoth rió.
-Exacto -y agarró los cabellos de Sauron, obligándolo a verlo-. El cual se fue derechito a Mandos, muerto por mis bestias. Y Ungoliat, a la cual, di de comer de mi mano izquierda. Misma que huyó y se perdió.
Entonces soltó los cabellos del Maia e inspeccionó su lugar.
El Vala miró a su alrededor. Si hubiera previsto que el Maia continuaba con sus andanzas, le habría ordenado que trajera a cada prisionero, especialmente por Finrod, un elfo de gran poder. En fin, quién era él para decidir quién vive; le gustaba asesinar.
Pero algo que podía preveer, es que aquel lugar estaba finamente ordenado.

-Buagh.
Por lo pronto, y por el miedo que se infundió por la muerte del príncipe, los eldar tomarían represalias y los hijos de Fëanor le traerían más tragedias para disfrutar. Después de todo, aquel juramento maldito le trajo más buenaventuranza que tragedias.
Así que rió un poco más, hasta que le propio Sauron lo hizo entrar en sí. Ah, cómo disfrutaba soñar despierto.
-Que horrible lugar, le falta algo.
-¿Algo? -contestó Sauron, y antes de formular una segunda pregunta, vio como Melkor desordenaba, lanzando criaturas que se arrastraban, rompiendo una que otra coronilla; simplemente armó un desastre.
-¿Lo ves? -volvió a burlar el Vala-. Nada mejor que el desorden, una vez que puedes comenzar a dar orden desde perspectivas que pasaste por alto.
Las palabras del Vala llegaron al Maia. Después de mucho tiempo entendió a lo que Melkor se refería.
-Comprendo, pero no dejaré que te libres.

Entonces la claridad llegó.
"Era mi turno de poner orden."

No olvides que es un juego

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No olvides que es un juego.
"Juego que terminaré."

FicTolkienWhere stories live. Discover now