8

26.2K 1.5K 107
                                    

Delilah Hart

—Estoy esperando una explicación —insistió Heitor con los brazos cruzados— ¿De dónde se conocen?

Si la tierra no se abría ahora mismo y me tragaba estaba jodida, sin bajarme las bragas.

—Es un conocido —digo, disimulando el nerviosismo— Es repartidor de pizza, en varias ocasiones ha ido a mi hogar, solo eso.

El chico me fulmina con la mirada, pero no dice nada.

—Bien —lo repara con la mirada una vez más— En ese caso, no importa. Ahora necesito que te vayas conmigo.

—Por supuesto, señor —volteo a ver al chico— Ya nos veremos por ahí.

Le regalo una sonrisa de boca cerrada, sigo a Heitor hasta su auto y la doctora nos acompaña. Sin decir palabra alguna en todo el viaje hasta el hospital.

Entramos en lo que supuse que sería su consulta.

—¿Nos puedes dejar a solas? —le pregunto a Heitor— Sería más cómodo para mí, sin tu presencia.

—Como quieras —pone los ojos en blanco y sale, cerrando la puerta.

La doctora es mayor de edad y al parecer atiende a todas las mujeres que fueron sumisas de Heitor.

Froté mis manos un poco nerviosa.

—¿Actividad sexual últimamente?

—Hace unas semanas —no puedo mentir— No lo recuerdo muy bien.

—¿Protección? —va anotando todo. 

—Por supuesto.

—¿Con cuántos hombres has mantenido relaciones sexuales?

Me empiezo a incomodar.

—Tres.

Malcom, Boris y el repartidor de pizza.

—¿Llevas el control absoluto de tu período?

—Sí.

—¿Qué método anticonceptivo crees que será mejor para las actividades del señor Heitor?

—No lo sé —respondo y pellizco el puente de mi nariz— Dímelo usted, que tiene más experiencia que yo.

—Algunas optan por la vacuna, otras prefieren la píldora.

—La vacuna está bien.

—Perfecto —la doctora deja de apuntar y suelta el bolígrafo— Retire su ropa y acompáñame, te haremos una revisión.

—¿Podemos hablar un segundo?

—¿Qué ocurre? —levanta una de su fina ceja.

—¿Tienes hijos? —le pregunto directamente y está asiente— Pues supongo que su hijo es su mayor tesoro.

—Claro que lo es.

—Entonces comprenderás mi situación, y pues yo también soy madre, no quiero que Heitor...

—Tranquila, mi deber es prevenir el embarazo y cuidar de su interior. No me voy a entrometer en su pasado.

—Gracias.

Todos los análisis estaban correctos, la doctora me dejó para que me vistiera nuevamente. Recogí todo mis cosas y arreglé la falda de tubo, antes de salir.

Heitor y la doctora hablaban en el pasillo, esta bien se alejó cuando llegué.

—Todo correcto —dije.

Sumisa ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora