16

22.1K 1.3K 47
                                    

Solté mi cabello que cayó en cascada por mi espalda, ya estaba completamente desnuda y me senté con las rodillas pegadas al frío suelo en espera de mi amo.

Estaba nerviosa.

Daba igual las veces que estuviera con él, seguía provocando lo mismo del primer día y me aterraba todos los sentimientos que venía generando hacia mi amo.

En cierto punto podía llegar a ser peligroso. 

Cada día me fijaba más en Heitor, por ejemplo ya sabía que las películas de romance no le gustaban, prefería y policiaco o de asesinos en serie, se le remarca una vena en la frente cuando está concentrado, en las noches se despierta varias veces, supongo que es a tomar un poco de aire o agua. Muy pocas veces se ríe, pero al hacerlo se le achinan los ojos y siempre que me regaña o me analiza levanta una ceja.

El contrato lo decía claro, yo no puedo sentir nada por mi amo y creo que lo estoy sintiendo todo.

Joder.

Mientras más se demoraba más nerviosa me ponía y parecía que lo hacía adrede.

—Que chica más obediente —di un respingo al escuchar su voz.

Silencioso como siempre, entró en la habitación y sentí como cerraba la puerta. 

—Sabes, estaba pensando que hace tiempo que no salgo y no veo a ninguna bailarina de esas exóticas.

Sentí celos.

No te enamores mana.

¿Más?

—Luego me di cuenta de que no necesito a nadie porque te tengo a ti —volvió a abrir la boca y eso me tranquilizó.

Reacciona, tú bailas lo justo.

Nada bueno iba a salir de aquí.

—Haré lo que desee mi amo —pase saliva, tenía la garganta seca.

—Justo eso quería escuchar, bonita. 

Heitor se paseó por la habitación un rato más hasta que luego puso música suave, iba pasando las canciones hasta dar con la indicada. La luz tenue daba un efecto caótico.

Se acomodó en el sillón y clavó su vista en mí, reparó con descaro mis labios y luego mis pechos que estaban descubiertos.

—Empieza —pidió tranquilo. Algo que evidentemente yo no estaba— Eres libre de hacer lo que te venga en gana, puedes usar mis cadenas si te apetece. 

Correr eso era lo que quería.

Observé las cadenas que caían del techo. No me veían enganchada de ahí, mucho menos bailando.

Me levanté con miedo e intenté caminar moviendo la cadera de un lado a otro. Mantuve una distancia prudente mientras movía mi cuerpo al ritmo de la música.

Más que bailar me estaba tocando con sensualidad, mis manos acariciaban mi piel, por un momento cerré los ojos e imaginé que era él quien daba caricias por todo el cuerpo.

Miré la cadena con dudas, de igual forma la sostuve con fuerzas y me froté contra ella, ganándome la atención de Heitor, desabrochó su pantalón y sacó su polla.

Estaba duro, sus venas se notaban desde mi posición y se me antojó pasar mi lengua por toda su piel. Succionar hasta que llenara toda mi boca con su semen.

Aparté esa idea de mi cabeza.

Me subí a gatas sobre la cama y abrí mis piernas quedando bien expuesta frente a mi amo.

Sumisa ✓Where stories live. Discover now