Capítulo XII

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Narradora

Había pasado una semana desde que habían encontrado el libro y había tenido esas raras visiones, durante ese tiempo Cyrene se había quedado encerrada en su habitación, ya que este tenía baño y cocina lo que hacía más fácil su confinamiento voluntario, había muchas razones por las cuales no quería salir al exterior dos de ellas tenían nombres y la otra era el libro, toda esa semana estuvo estudiándolo logrando encontrar muy buenos hechizos, como el que acababa de ver en ese instante.

- al fin..- susurró leyendo la página del libro, "revivir a los muertos" pudo sentir como un escalofrío le recorrió su columna, por fin había llegado a esa tan anhelada parte.

- ¿estás segura que es una buena idea? aún ni siquiera tienes una pieza del báculo - la voz de Hiro la saco de sus oscuros pensamientos, alzando su vista a su animal de conexión.

- necesito hacerlo, aparte esta cosa me escogió y no para de hablar- rodó los ojos frustrada al poder escuchar la voz que salía del libro ofendida, desde que lo tomó no ha parado de decirle que los traiga de vuelta, la utilice y la cuide, Hiro observo a su amiga como si hubiera enloquecido.

- te dije que te volverías loca estando sola, pero no pensé que llegarás a esquizofrénica- Hiro bromeó tratando de alivianar el ambiente, ganándose una fulminante mirada de la peliblanca, Hiro se marchó mientras se reía por lo bajo, Cyrene susurró un "insolente" mientras lo veía marchar.

Al encontrarse sola abajo siguió leyendo el libro, encontrándose las advertencias, procedimientos y el hechizo a conjurar;
1. una vela de la misa de algún muerto
2. la sangre de un condenado
3. sal marina
4. y un incienso de jazmín
Observó extrañada la lista de cosas para poder hacer el hechizo aunque más bien parecía un ritual, extrañada pero decidida comenzó a conjurar las cosas que necesitaba, tardándose un poco en el proceso ya que la sangre de un condenado no era fácil de conjurar ni de encontrar.

- sabes si te interesa mi opinión- escucho a Hiro a hablar volteándose a su dirección- conozco a un hombre condenado por traición a un ser celestial-Cyrene lo miró con los ojos entrecerrados tratando de adivinar quien era- Judas Iscariote- terminó de hablar.

- ay ¿a poco existe?- preguntó incrédula ya que si en realidad existió, ya no está vivo hace siglos.

- claro que si, al igual que el cielo y el infierno, sólo que no es el único infierno que existe ni el único cielo igual- hablo acostándose en el suelo cerca de ella- y da la casualidad que hace siglos tome una daga impregnada de la sangre del Judas- Cyrene incrédula sonrió cuando vió aparecer una antigua daga en perfecto estado con algo de sangre seca, hizo una mueca de asco mientras le agradecía a Hiro por eso.

Comenzó a colocar las cosas en orden, mientras se mantenía dentro del círculo de sal atrayendo el libro hacía ella para poder comenzar a recitar el hechizo, Hiro se adentró dentro del círculo para poder acompañarla en el proceso.

- ¿estás seguro de querer entrar?- le pregunto preocupada.

- a donde vayas yo estaré para protegerte, siempre- infló su pecho orgulloso de sus palabras y su decisión, Cyrene le sonrió agradecida ya que aunque no lo admitiera en voz alta le daba miedo hacer esto sola, ya que traer a un muerto de vuelta a la vida no era algo sencillo.

- bien comencemos- el libro se ilumino mostrándole las palabras que debía decir, se extrañó que estas se encontraran en latín y no como anteriormente en egipcio- de pulvere reverteris, inveniam animam tuam, deduc me ad mundum spiritualem, donec animae inveniant- Hiro y ella esperaban que algo sucediera, se miraron a los ojos viendo que no pasaba nada se encogió de hombros- tal vez no func...- dejó de hablar en cuanto el libro comenzó a iluminarse de un color diferente al igual que unas runas por todo su cuerpo, observó a Hiro viendo como el color de sus colas y ojos cambiaban al mismo color que el de ella.

Hija de la llama del dragón y la diosa lunaWhere stories live. Discover now