✫.༓☾Ambedo☽༓.✫

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¨Trance melancólico¨

Toda su atención era dedicada a las gotas de la lluvia, al viento frío pelear contra el cristal de su ventana, sintiendo que su vida es frágil e inútil al igual que el cristal como cuando una verdadera rafaga se apareciera y luchara contra ella quitandole lo único que era. Un simple objeto que solo serviría para cuando se la necesitara.

Su cuerpo temblaba mucho, últimamente su piel era más pálida de lo normal y se tornaba morada cuando este se mantenia fría como si no tuviera vida dentro de él, y es que era así. Su lobo ya no tenía conexión con su parte humana y aquella... Pues se mantenia en pensamientos que poco a poco acababan con la cordura del joven.

La oscuridad reinaba en su habitación, y las luces de la ciudad eran las únicas protagonistas en su rojos ojos que miraban sin mirar a travez del cristal, pronto su vista fue cegada por una luz que provenía del edificio de a lado y su ojos se posaron en aquella hoja que mantenía desde pequeño al momento de saber sobre la historia de su alma gemela y destinado.

La inocencia de un niño podía meter la perfección hasta en una mentira, por que ahora que lo pensaba esa historia tan genial y mágica de tener un predestinado no era nada más que un cuento incierto que solo te ilusionaba. Podía existir, es cierto, pero no significaba que tenía el verdadero encanto que todos pensaban.

¨Mi deseo es ser feliz con mi omega y presentarselo a mi familia¨

Soltó una carcajada sin vida, su deseo había sido muy estúpido. No tenía familia, su único predestindo ya tenía alfa... y no era feliz.

Obvio que no debía serlo, acabó el mismo con su familia, alejó a su pequeño y no hizo nada para al menos permanecer a su lado. Además... Felix ahora también lo consideraba un mostruo.

Un rayo de luz plateada se posó en las letras de aquella hoja y levantó su mirada haciendo que sus ojos ardan al ver el origen de este rayito de luz, sus ojos se encontraban demasiado apagados por no poder dormir en esos días. Se sentía cansado y con solo mirar a la luna dejando que invada su mente con más pensamientos todo su cuerpo obtuvo el dolor más insoportable que los demás anteriores, haciendo que cayera rápidamente al suelo.

Su lobo chillando; era las únicas veces que podía sentirlo, su corazón palpitando de manera brusca como si fuera a romperle el pecho con unos latidos más y su respiración se entrecortaba, sabía que su fin se acercaba poco a poco. Se lo merecía, pero... Si el moría, Lix le seguiría y el no deseaba eso.

Con dificultad se levantó cayendo de repente al piso de nuevo, las emociones también lo atacaban últimamente y esta no era la excepción. La ira se posó en él y en su lobo e importandole poco se levantó de golpe generandole un mareo y como reacción a esto lleno de ira empezó a tirar todo lo que tenia a su alcance en su escritorio. Odiaba ser débil y no poder seguir más, se odiaba a si mismo desde que su madre había empezado a crear ese sentimiento en él y no hizo nada para evitarlo.

-Vaya, a parte de verguenza también das lástima-- sus ojos escarlata se posaron en la persona que se encontraba arrimada en el humbral de la puerta de su habitación--A veces me pregunto del porque deje que nacieras...-- y ahí estaba su madre como si la hubiera invocado con su mente.

-¿Qué demonios haces tú aqui?-- la voz del alfa salió demasiado grave y demandante que hizo poner en alerta a la contraria.

-Vamos Hyunjin-- se acercó con lentitud al menor-- ¿Me odiaras a mi solo por que tu querido omega te dejó?-- tomó de las mejillas al alfa-- Deberías agradecerme, te advertí que ese omega te dejaría solo. Todos lo hacen después de conocerte y saber el verdadero peligro que eres.

En medio de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora