Doce.

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—Edición platino. Mira. —Oriana señaló el disco en sus manos. —Libro, fotos y todo. —le dijo emocionada, inclinando el disco y deslizándose fuera de su grueso álbum para que caiga en sus manos. —¿Ves? —se lo mostró y él la miró con el ceño fruncido, mirando cómo sus ojos se iluminaban mientras abría el libro de fotos. Señaló la foto de su ídolo parada en un escenario frente a miles de luces.

—¿Cuándo costó esto? —preguntó, mirando por encima de su hombro.

—Treinta dólares. —se encogió de hombros como si no significara nada, y él arqueó las cejas. —¿Qué? ¡Es Beyoncé! La mujer se lo merece. —explicó a la defensiva.

Estaban en el departamento de Oriana, sentados en la esquina donde tenía una pequeña estantería con una fila de discos y álbumes. Una vieja caja de cartón de cuando se mudó por primera vez todavía estaba llena de todas sus pertenencias más preciadas. Estaban sentados en el suelo, en su suave alfombra blanca al lado de la cama. Ya estaba listo para pasar la noche cuando Harry señaló la caja y preguntó qué había dentro de ella.

Oriana se puso de pie de un salto. Encendió su lámpara de noche proyectando un charco de luz dorada en la esquina del cuarto mientras se sentaba con las piernas cruzadas frente a Harry. Quien estaba en pantalón chándal con las manos en su regazo, esperando mientras llevaba la caja entre ellos. La lluvia de la noche se estrellaba contra el ventanal detrás de ella y distorsionaba las luces de la ciudad.

Harry se rió para sí mismo. —¿Por qué te gusta tanto? —preguntó en voz alta.

—Es mi ídolo. —Afirmó Oriana. —Es exitosa, hermosa y una madre brillante. No siente que tiene que verse de cierta forma, o sentirse presionada para cumplir expectativas. Tiene una familia y un esposo porque quiere, no porque sienta que deba tenerla porque es mujer. —Harry la miró fijamente mientras hablaba. —Y además de eso, usa su atractivo sexual para su beneficio y no se avergüenza de eso. Es gordita y con curvas, y eso hace que las chicas como yo tengan más confianza. Ya sabes, las chicas de piel más oscura o las mujeres más gorditas todavía pueden ser sexy y tener noches apasionadas con sus maridos.

Oriana hizo una pausa, habiendo apresurado todo eso rápidamente y no estaba segura si Harry sabía lo que quería decir. Pero la mirada que le dirigió sólo decía que estaba fascinado con ella incluso más de lo que solía estar. Oriana lo miró por debajo de sus pestañas, cerró el folleto y se encogió de hombros. —No sé. Es como desearía haber crecido. Es un modelo a seguir feminista en lugar de... no sé. Estoy divagando.

—No, no. —instó. —Continúa.

—Bueno, siempre jugaba con muñecas blancas, veía dibujos animados con personajes blancos, las chicas populares de mi escuela eran blancas. Todas las modelos famosas son delgadas, y cuando hay mujeres negras en revistas, siempre tiene la cara de una blanca al lado. Los medios descuidan a las mujeres como yo. Por lo tanto, tener mujeres como Beyoncé que están marcando sus propias tendencias y una percepción diferente de la belleza. Es genial y empoderador para las mujeres negras cuando hemos crecido con la presión de lograr algo que nunca pudimos.

—¿Querías ser blanca?

—No necesariamente. —Oriana dijo exasperada. —Simplemente me sentía inferior, porque no era blanca. Cuando se supone que somos especies iguales.

—¿Entonces eso ha terminado ya? —preguntó. —¿Los medios ya no te presionan?

—No, no ha terminado. —Oriana negó con la cabeza. —Todavía hay problemas raciales serios, pero muchos más discretos. Cuando los negros denuncian a la justicia un acto racial, los blancos niegan que eso existió. Lo que me enoja. —lo señaló con toda la naturalidad. —Porque los blancos nunca han sido víctimas del racismo. No existe el racismo inverso. Así que no tienen ni idea.

A Favor (español)Where stories live. Discover now