Wildest dream

Capítulo veintidos

Me empezaba a gustar estar entre sus brazos, me hacía sentir segura, pero algo alrededor de él todavía no se sentía para nada bien y era quizás porque en este momento me sentía tan decepcionada de la vida por lo cruel e injusta que fue hace un momento conmigo que no tengo los ánimos suficientes como para tolerar a Scott y sus cambios de personalidad.

Por amor a mi trabajo es que he llegado hasta donde estoy y lo que sucedió con el director no es nada para mi si con eso puedo llegar a la fama que tanto deseo.

Todo lo sucedido en mi habitación antes de ir a ver al director pasa más lento en mi mente, pero aún falta algo que no concuerda.

— ¿Así que tú fuiste quien llevó esas rosas? —le pregunto en voz baja con la cabeza en su pecho.

—Es complicado —responde él con fuerza.

—Perfecto, me gusta lo complicado —le contesto separándome de él para agarrar su miembro en mi mano.

Si esto significa dejar de ser inocente, pues eso será lo que haré.

Él me mira sorprendido mientras siento cómo su pene crece cada vez más en mi mano antes de que lo saque de su pantalón.

—Te dije que lo solucionaría luego —le recuerdo antes de agacharme.

Con esto perfectamente olvidaría ese desagradable recuerdo pienso con una sonrisa antes de llevarlo a mi boca.

Se sintió caliente y muy suave en mi boca, me gusto demasiado la sensación porque era muy Scott.

Esta vez no necesite su mano para saborear su pene de adelante hacia atrás, incluso baje un poco mi lengua y tome su trasero en mis manos para que todo su pene entrara en mi boca haciéndolo gemir muy fuerte de placer.

Estaba demasiado duro en mi boca por lo que antes de que pudiera intentar venirse me levanto para besarlo mientras él me pone sobre una de las mesas.

Él desabrocha mi pantalón mientras yo bajo mis bragas. Él vuelve a besarme mientras quita todos los platos que hay sobre la mesa para poderme acostar ahí.

Él entra en mi interior con brusquedad mientras me sigue besando haciendo que lo deje de besar para gemir. Sostengo su cabeza con mis manos porque él me rodea con sus brazos sin dejar de entrar y salir dentro de mí. Lo vuelvo a besar antes de que entre mucho más rápido haciendo que el golpe de su cuerpo con el mío se escuche más fuerte que nuestros gemidos.

Lo siento detenerse para dar varias vueltas en mi vagina y yo aprovecho para sujetarme de su cuello para que me levanté de la mesa.

Sus manos sostienen mi espalda mientras yo bajo y subo encima de él mientras me sigue cargando.

—No voy a resistir —me dice cuando bajo y subo mucho más rápido hasta que lo siento venirse dando vueltas tembloroso hacia la mesa para dejarme ahí.

—Eso fue increíble —dice exhausto antes de que sienta como todo se desmorona frente a mis ojos.

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Despierto de golpe en mi cama y Scott no está por ningún lado, solo tengo mis bragas porque mi pantalón ha desaparecido.

Deseo con todas mis fuerzas que esa escena con el director haya sido una maldita pesadilla, pero luego de varios segundos mirando hacia el techo sé que no lo fue.

Me levanto y miro por la ventana, él estaba ahí sobre la capota del carro fumando un cigarrillo, hacía mucho que no lo veía hacer eso, pero lo más extraño de todo era que miraba un objeto en la palma de su mano antes de guardarlo.

Algo capta mi atención de repente y tengo que mirar hacia la derecha en remolque donde descansa otro ramo de rosas, muy diferentes a simple vista de las demás porque están eran mucho más rosadas que blancas.

"Conozco lugares donde no pueden encontrarnos, S.E"

Regrese a mirarlo, pero él ya no estaba, había desaparecido como un fantasma.

Me volví a acostar sobre la cama y no demore mucho tiempo en caer dormida.

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Estaba de pie en un gran salón con personas que llevan antifaces, pero sus ojos son reconocibles entre todos los demás, me miran fijamente a mí y por el reflejo en ellos podía distinguir un hermoso vestido azul antiguo e incluso él lleva puesto un traje de caballero.

—Majestad, es un honor para mí verla esta noche —me dice él inclinándose frente de mí.

Yo sabía cómo se llamaba, también sabía que era un príncipe y sabía a la perfección que yo estaba enamorada de él.

—Levántate, príncipe Scott —le digo involuntariamente antes de que él se levante. Él me miraba con inocencia y dulzura, su mirada era tan clara que podía ver a través de él e incluso su sonrisa era demasiado cálida.

—Concédame esta pieza alteza —me pide él colocando su mano frente de mi para que la tome.

Bailamos al sonido de la melodía, tranquila y serenamente, aunque estábamos rodeados de personas para mí solo existían él y yo.

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—Alteza mírame —me pide Scott frente de mí quien ahora porque encuentro en suelo con todo mi mundo dando vueltas.

Mis lágrimas bajan por mis mejillas sin siquiera controlarlo, no entendí que sucedía.

—Por favor no puedo soportar que te vuelvas a ir —me dice con mucho dolor acercando su cabeza a mi pecho. Me sentía dolida y quería gritar desesperada, pero yo no podía hacer nada sentía que solo era una observadora. Cuando se quita el antifaz es el mismo rostro de Scott incluso más joven, sus ojos se encuentran hinchados y me miran con dolor mientras sostiene mi mano.

—No puedes dejarme otra vez, me dijiste que eras real —reniega molesto lleno de frustración.

—y pagamos el precio —le murmuro en voz baja.

—No, por favor, no mueras —me pide besando mis labios varias veces— yo estoy aquí, te necesito, quédate por favor.

—Me volverás a encontrar —sale de mi boca antes de que sienta como todo se vuelve oscuridad y soy arrastrada a mi cama de nuevo.

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Volví a cerrar los ojos antes de girarme en la cama al comprobar que seguía viva y que eso había sido un sueño. ¿Qué era aquello que era complicado de explicar? ¿Quiénes nos buscan?

Salí temprano de remolque porque Azucena y Areli aún no habían salido por lo que fui por una taza de café a la cocina.

La mesa donde Scott y yo estamos ayer tenía todos los platos y vasos en el suelo, incluso el mantel blanco estaba arrugado justo en la parte en donde me hizo suya. Lo que confirmaba que sí sucedió, pero ¿Por qué se convirtió en un sueño?