Capítulo 77 Dieciséis años.

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Para Raven fue un poco extraño el escenario que se le reveló al entrar a la sala de banquetes. 

La mirada de cada persona presente estaba fija en los jóvenes nobles que se habían detenido en la entrada mientras el sirviente anunciaba su ingreso al salón, donde podrían socializar antes de entrar al gran comedor.

Mientras esperaba las palabras del hombre, se tomó un segundo para observar a su alrededor, donde varias lámparas mágicas brillaban flotando por el alto cielo de la habitación. Aquellos artefactos, que funcionaban con maná y que se encontraban colgando del techo y de las paredes, las había obtenido el pasado año como obsequio del Marqués Raphelle, quien las adquirió directamente del joven amigo de su hijo, Miles. El mismo chico, que había inventado las bolas de cristal que permitían la comunicación a largas distancias sin problemas, también había creado una manera de producir luz sin la necesidad de utilizar velas, usando una especie de tubos de cristal que absorbían el maná presente en el ambiente y lo almacenaban constantemente en celdas de energía que a su vez, alimentaban las lámparas. 

Tomó un par de semanas para instalarlas en el castillo de su familia, puesto que era un trabajo delicado y prolongado, pero después de que todo estuviera en su lugar, los artefactos mágicos funcionaron perfectamente, tanto que cuando los nobles supieron del invento, el chico consiguió volverse bastante famoso, por lo que actualmente era muy difícil encontrar un lugar donde sus inventos no fueran utilizados.

Después de unos segundos, se percató de que algunas esferas rojas flotaban en el espacio del alto techo abovedado, permitiendo que la habitación se mantuviera cálida y acogedora.

"Apuesto a que también lo hizo Miles."

Raven se detuvo un momento tras el fugaz pensamiento, observando cada rostro presente en el salón. Desde sus tíos que lo miraban con cariño, hasta su pequeño hermano que permanecía entre un grupo de chicos de su edad y no dejaba que su sonrisa desapareciera de su rostro mientras le devolvía la mirada, entusiasmado.

El joven Duque Green pestañeó un poco confundido cuando sus recuerdos se superpusieron a la imagen que visualizaba en ese momento.

 Sin desearlo, no pudo evitar que su mente viajara al mismo momento que ya antes había vivido.

"Es... distinto... muy distinto."

Su mente divagó cuando apareció ante él la imagen del mismo salón, luciendo un poco lúgubre y asolado. Donde solo estaban presentes sus caballeros, su hermano y algunos empleados cercanos.

Ese día, por accidente, vio su rostro demacrado reflejado en uno de los jarrones de plata que decoraban el salón. La imagen de la persona que le devolvió la mirada en ese momento, no coincidía para nada con la que poseía ahora. Un muchacho de piel pálida y mejillas hundidas le devolvió la vista. Dos grandes ojeras bajaban por sus ojos, haciendo que estos lucieran derrotados y apagados.

 Ese día, había sufrido otro ataque, y su cuerpo se encontraba en malas condiciones. Su pequeño y adorado hermanito, había dado un paso adelante para sostener su cuerpo después de que él tropezara al intentar caminar por sí mismo. Aquella cara llena de angustia y preocupación jamás podría salir de su cabeza.


— ¿Estás bien?


Lottie le susurro al oído cuando él no avanzó.


— Tu rostro está pálido.


La única salida es amar al villanoWhere stories live. Discover now