Ultima Sombra

17 5 2
                                    

Tormenta y Océano 


Luna dormía tranquilamente, el gélido viento entraba por su ventana abatiendo las cortinas de lado a lado, eran alrededor de las dos de la madrugada, una suave luz iluminaba la cama donde reposaba, la manilla de la puerta de su habitación giraba, Eva entró en silencio acercándose a donde su hija se encontraba  «Luna, Luna ¡Despierta hija!» Luna se levanto lentamente viendo a su madre en completa oscuridad «¿Que pasa mamá? ¿Paso algo?» Eva tomo las manos de Luna colocando un largo vestido de lino y seda de color blanco sobre sus manos, tenia detalles dorados y una larga bata que lo acompañaba.

—¡Vístete! Acompáñame un momento.
— ¿Adonde vamos? Son casi las tres de la mañana mamá —dijo luna molesta—
—¡Vamos Luna vístete! Y deja las preguntas,  se nos esta haciendo tarde.

Luna se levanto de la cama colocándose aquel cómodo y revelador vestido, tomó la bata acomodándola en sus hombros pasando la capucha sobre su cabello «¡Te queda hermoso! ¡Toma mi mano! Pase lo que pase no la sueltes y no tengas miedo» De sus pies emanaba fuego, una cálida llama de un intenso color naranja «¡Hija Cierra tus ojos y ábrelos cuando te lo diga!» Luna cerro sus ojos sintiendo la calidez del fuego en todo su cuerpo, comparando la sensación con un sueño plácidamente agradable «ya puedes abrirlos hija y mira a tu alrededor» Luna sentía el pasto en sus pies descalzos, estaba húmedo por la nieva que se derretía, la luna iluminaba la copa de los arboles, se escuchaba la melodía del agua golpeando las piedras al caer, un circulo de fuego creció rodeándola por todos lados, nubes negras y blancas salían entre los arboles cayendo al suelo detrás de la franja de fuego, el aquelarre de las brujas habría sido reunido nuevamente, una anciana vestida de negro caminaba en dirección a ella su paso era lento y poco sincronizado, metió su mano dentro del saco que la cubría y entendiéndola frente a luna le mostró tres piedras.

— Luna Dubois, hija de Eva, te hago entrega del sortilegio que te acompañara toda la vida —Dijo la anciana— Deja que tu corazón te guíe. Te doy entrega del agua guiado por la sabiduría y la luna, el fuego que da vida y la guía del sol, el viento que fortalece el alma y conecta con la naturaleza.

—Una de estas piedras será incrustada en tu Grimorio, revelando tus hechizos, funcionan como un filtro para canalizar tu poder —Dijo Eva— todo ser vivo es portadora de un alma, nosotras las brujas unimos nuestros ser a uno de estos sortilegios para poder controlar el poder que se nos dió.

Luna levanto la mano colocándola sobre las tres piedras, respiró profúndame, las piedras eran grises sin forma alguna, sucias y llenas de tierra, pasaban los segundos, el aquelarre murmuraban entre ellas «¡No es una bruja!» la velocidad del rió aumentaba, el agua chocaba contra las piedras creando un ruido estentóreo, los aboles se movían de lado a lados por la fuerte ventisca «Atrás hermanas, ¡Atrás!. Se escucho decir a Amandine, las llamas se avivaron creando un torbellino de fuego, la bruja frente a luna sonreía «¡Vaya poder el que tienes mi niña!» dijo la anciana, sobre su mano giraban rápidamente las tres piedras «Abre tus manos, ya hicieron su elección» Luna mostró las palmas de sus manos a la bruja, quien coloco un rubí en su mano izquierda, una ágata en la mano derecha y un zafiro en medio de las dos, la anciana bruja disipo el fuego mostrándole al aquelarre la elección de los dioses, Eva corrió frente a Luna que no comprendía lo que sucedía «Mi sobrina hermosa! Cuanto tiempo sin poder verte» dijo la anciana bruja que frente a ella adoptaba otra forma.

—!Tía Lili¡ —dijo Luna con regocijo— ¿Tu eras esa anciana?

— A tu tía le encanta disfrazarse de personas poco agraciadas ¡Al contrario de su esposo! —Dijo Eva con recelo— ¡Amandine ven un momento! 

—Luna, todos los seres vivos contenemos un núcleo, lo cual llamamos "Alma" las brujas aprendemos a canalizar nuestra aura que es la expresión de poder que nuestra alma nos entrega, utilizamos estas joyas como filtro que por medio de hechizos nos deja materializar nuestros poderes —Explicó Lilith— Pero tu mi niña, eres una jovencita muy especial ya que contienes tres núcleos dentro de tu ser los cuales demuestran coexistir en armonía ¡Eres una Reencarnación única! Y extremadamente poderosa, tendrás que aprender a controlar tal poder y que no llegue a ser destructivo para ti o todos nosotros.

—Se te encargara una bruja de Elite de cada elemento para tu aprendizaje en la brujería y sus practicas tradicionales —dijo Eva— La profesora Amandine será tu instructora elemental de agua y tutora en Dromogurder.

— ¡Un placer profesora Amandine —dijo Luna—

—¡El placer es todo mio! —dijo Amandine mientras miraba a luna de pies a cabeza— Te queda muy lindo el atuendo que llevas puesto, aunque lo preferiría sin el abrigo.

—Gracias.. Gracias —dijo Luna sonrojada cubriéndose—

—Espero no le enseñes nada raro a mi hija, ni invitarla ninguno de tus eventos tan "únicos" podría decirse, recuerda que sigo siendo la Directora de Dromogurder.

—No se preocupe mi señora, cuidare muy bien de ella.

La noche era fría, la temperatura se elevaba con el aumento de las horas en madrugada, eran alrededor de las cuatro de la mañana cuando se escuchaba un goteo incesante, Jacob caminaba en la llanura, el suelo se encontraba húmedo, el roció era salado, el sol se manifestaba por el este reflejando luz mostrando un enorme océano a sus pies, camino dando un paso atrás sumergiéndose en el agua, lentamente se hundía en el enorme y basto océano, observando sobre si la luz que se veía refractada en la superficie, no sentía necesidad alguna de respirar, tenia una sensación de paz, poco a poco tocaba fondo más y más  quedando en completa oscuridad cerrando los ojos sin notar diferencia alguna. Jacob abrió nuevamente los ojos «lo volví a soñar» se levantó dirigiéndose a cerrar la ventana dirigiendo su vista a la calle que se encontraba completamente vacía, debajo de la Luz de una farola miro a una persona que fumaba un cigarro, vestía de traje negro muy elegante, tenia guantes oscuros de cuero y un sobretodo que le llegaba a los tobillos, observaba a Jacob directamente a los ojos quien se mostró nervioso saludándolo con la mano, le parecía extraño ver a una persona a esa hora en las calles de Onifor, no era una ciudad peligrosa pero era mejor cuidarse y no salir tarde a rondar en una noche tan fría, en la oscuridad del salón cayo un marco de fotografía a un lado de el, era otoño su gato que lo saludaba, Jacob recogió aquella fotografía no antes de cerrar la ventana y notar que aquel hombre ya no se encontraba ahí parado «No puedo creer que me quedara dormido en el sillón ¡Dios que frío hace! Ni siquiera cene algo, aunque ya es muy tarde para comer» pensó Jacob que caminaba a su habitación por el angosto corredor dando vista a un gran espejo que reflejaba la luz que entraba al ventanal del salón, tomó con gran rapidez la navaja de su bolsillo viéndose golpeado contra el espejo por un gran montículo de arena tan negra como la oscuridad misma, —Otoño ¡Vete! ¡Avisa a Amelia! El abrigo del hombre no era mas que arena que levitaba a su alrededor, el brazo del mismo tomo forma de cuchilla atravesando al gato de costado, se aproximó a Jacob que yacía sentado en el suelo, arrebató la daga de su mano, Jacob sangraba el golpe contra el espejo había sido muy fuerte, luchaba por mantener el conocimiento, no tenia fuerzas para luchar «Aquí voy a morir ¡Sin poder pelear! Que partida tan miserable» El hombre levanto su brazo acercándolo al rostro de Jacob quien noto que sus uñas eran negras igual que las yemas de sus dedos parecían ensuciadas con carbón «¿Noah eres tu?» Pregunto Jacob quien quiso decir nuevamente una palabra perdiendo su ultimo aliento quedando inconsciente.

Herederos de dioses Where stories live. Discover now