29: Ellos siempre te escucharán y se quedarán de tu lado si no los lastimas.

18.1K 2K 409
                                    

Sentía la boca seca. Vacilé con la mirada unos segundos hasta volver a verlo. Su mirada brillaba, pero no brillaba como acostumbraba, era un brillo muy distinto.

— No quiero que nos oigan discutir por eso en tu casa —logré decir. No estaba esquivando el tema, solo quería a hablarlo con él a solas.

Sebastián soltó un suspiro pesado.

— ¿Discutir? No quiero pelear contigo, Ali.

— Ni yo. 

— Entonces, ¿por qué Malcolm otra vez?

Ahora fui yo la que soltó un suspiro y me abstuve a rodar los ojos. En ese momento una señora pasó con algunas toallas en sus manos, le sonreí a modo de saludo y desapareció al bajar las escaleras.

— Bien, hablaremos después de que comas —dijo él, medio serio.

— La comida me caerá mal si seguimos así —comenté.

Sebastián me hizo un gesto de que lo siguiera, abrió la puerta de su habitación y me hizo ademán de que entrará primero. Lo hice y su habitación seguía igual de ordenada y limpia. Cerró la puerta y entonces me giré para verlo, ¿cómo era posible que fuera tan guapo?

— Anoche Malcolm sufrió algo como una intoxicación intencional —empecé a hablar.

Él frunció ligeramente el ceño.

— ¿Y por qué te llamaron a ti?

Venía la parte complicada. Agarré aire y suspiré despacio.

— Él esta pasando por algo... y estoy ayudándolo —dije, despacio y bajo—. Él ya no está interesado en mí y te respeta.

No quería decir aquellas palabras que describían la situación de Malcolm, pero quería estar bien con Sebastián.

— Él... eh... —volví a suspirar, un poco agitada—. Él ha sido víctima de abuso...

Sebastián se quedó quieto, pensando si me oyó bien o no. Yo quería llorar, no sé porqué. Quizá porque tenía miedo de que como fuera a reaccionar él o porque me hizo recordar de lo terrible que fue para Malcolm pasar aquello. O solo porque tenía miedo de perder a Sebastián.

— ¿Abuso? —inquirió lentamente.

Asentí con la cabeza.

— No me hagas decir la otra palabra —dije con la voz medio quebrada.

Entonces, Sebastián comprendió a lo que me refería. 

— ¿No me estás mintiendo?

— ¿Cómo voy a mentir con algo así?

Él asintió con la cabeza. ¿Ahora qué iba a pasar? Pasaron unos segundos de silencio que fueron como una tortura para mí. Sebastián parecía estar analizando la situación, caminó despacio hasta sentarse a la orilla de su cama y siguió viendo un punto fijo del suelo.

— ¿Malcolm fue...

— Si —afirmé con voz baja, pero me había acercado a él como para que logrará oírme.

— Me siento mal por haberlo tratado así.

Negué con la cabeza, me acuclillé enfrente de él y acuné su cara con mis manos.

— No tienes la culpa, no sabías lo que estaba pasando. Debí decírtelo, debí decirte, aunque sea lo mínimo para que no malentendieras la situación. Perdón.

No podía creerlo, sentí la humedad de una lágrima en mi mano. Miré los ojos de Sebastián, estaban brillosos de las lágrimas.

— Fue mi culpa, ¿de acuerdo? Malcolm entendió que te comportabas así porque no lo sabías —seguí hablando, tratando de sonar tranquila.

Casualidad por robo [EN PAUSA]Where stories live. Discover now