Capítulo 11 ☀️

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Liam Sallow. 

Un dios nos invita unas hamburguesas.

La tarde siguiente, el 14 de junio, siete días antes del solsticio, nuestro tren llegó a Denver

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La tarde siguiente, el 14 de junio, siete días antes del solsticio, nuestro tren llegó a Denver. No habíamos comido desde la noche anterior en el coche restaurante, en algún lugar de Kansas. Y no nos duchábamos desde la colina Mestiza. Desde luego tenía que notarse, pensé.

El veneno de la Quimera desapareció cuando Annabeth me dio una pequeña pero grande cantidad de ambrosía estaba tan nerviosa por lo que me pudiera pasar que hasta le temblaba la mano cuando me tendió el alimento.—Intentaremos contactar con Quirón —le dijo Annabeth a Percy—. Quiero hablarle de tu charla con el espíritu del río.

—No podemos usar el teléfono, ¿verdad?

—No estoy hablando de teléfonos. —conteste.

Caminamos sin rumbo por el centro durante una media hora, aunque no estaba seguro de lo que Annabeth iba buscando. El aire era seco y caluroso, y nos parecía raro tras la humedad de San Luis. Dondequiera que miráramos, nos rodeaban las montañas Rocosas, como si fueran un tsunami gigantesco a punto de estrellarse contra la ciudad.

Al final encontramos un lavacoches con mangueras vacío. Nos metimos en la cabina más alejada de la calle, con los ojos bien abiertos por si aparecían coches de policía. Éramos tres adolescentes rondando en un lavacoches sin coche; cualquier policía que se ganara sus dónuts se imaginaría que no tramábamos nada bueno.

—¿Qué estamos haciendo exactamente? —pregunto Percy mientras Grover agarraba una manguera.

—Son setenta y cinco centavos —murmuro—. A mí sólo me quedan dos cuartos de dólar. ¿Annabeth?

—A mí no me mires —contestó—. El coche restaurante me ha desplumado.

Rebusqué el poco cambio que me quedaba y le pasé a Grover un cuarto de dólar, lo que me dejó dos monedas de cinco centavos y un dracma de Medusa.

—Fenomenal —dijo Grover—. Podríamos hacerlo con un espray, claro, pero la conexión no es tan buena, y me canso de apretar.

—¿De qué estás hablando?

Metió las monedas y puso el selector en la posición «LLUVIA FINA».

—Mensajería I.

—¿Mensajería instantánea? —pregunto Percy.

—Mensajería Iris —corrigió Annabeth—. La diosa del arco iris, Iris, transporta los mensajes para los dioses. Si sabes cómo pedírselo, y no está muy ocupada, también lo hace para los mestizos.

—¿Invocas a la diosa con una manguera?

Grover apuntó el pitorro al aire y el agua salió en una fina lluvia blanca.

Ojos Azules ~Percy Jackson~Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt