CAPÍTULO 49 ☀️

55 4 0
                                    

Liam Sallow

Me meto en una batalla de burritos

Me meto en una batalla de burritos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

No pude dormir.

Luego de lo ocurrido en el taller de Hefesto, habíamos decidido montar una fogata y descansar lo máximo que podíamos. Thalia estaba decaída. Zoë no había dicho nasa desde la desaparición de Bianca. Jane había llorado hasta que quedó dormida y Percy había perdido su brillo característicos en sus ojos azules. Desde que había hablado con Afrodita, me ha estado tratando raro, como si me estuviera ocultando algo. Además, cada vez que nuestro ojos se encuentran, se sonroja y aparta la mirada rápidamente.

En cuanto a mí, seguía teniendo la imagen de Talos desmoronándose mientras Bianca se perdía en algún lugar del desierto. Parte de la profecía se había cumplido, y no podíamos hacer nada.

Sentí una punzada en mi cabeza y me levanté de golpe. A mi alrededor, todos seguían dormidos, la fogata seguía prendido. Me limpie el sudor de la frente cuando casi me da un infarto.

—¿Te desperté? —pregunto Alexander.

Juro, que si no hubiese estado medio dormido le hubiera dado un golpe en la nariz. Alexander estaba de espalda mirando al horizonte. Me si cuenta que estaba a punto de amanecer. A su lado, estaba su loba, Aquila, quien también contemplaba el cielo. Ambos tenían una expresión serena.

—No, que va—respondí mientras me incorporaba y me situaba junto a el—. ¿Dónde has estado?

Tardó en responder.

—Estuve con las estrellas—dijo por fin—. Ellas me han dicho cosas.

En sus mejillas había marcas, señal de que había llorado. No sabía si era por lo de Bianca o por lo que sea que le hayan dicho las estrellas.

—Pensé en lo que le diríamos a Nico, si es que llegamos vivos al campamento—dijo Alexander, y dirigió su vista a mí. Sin duda había llorado mucho—. Nico solo la tenía a ella. Estará devastado.

—El estará bien—dije, aunque no muy convencido—. Se nota que es muy fuerte. Pero ¿tu estarás bien?

Me ignoro. En cambio, estiro su mano y acaricio la cabeza de Aquila. La loba cerro los ojos, disfrutando del tacto de su amo. Sentí, que de algún modo, a Alexander le tranquilizaba tener cerca al animal, así como a mí me tranquilizaba tener cerca de mi madre.

—Fue Apolo. —soltó Alexander.

—¿Qué cosa?

—Él fue quien le ordeno al oráculo de Delfos para que me reclame como hijo de Artemisa—aclaro Alexander—. Tenía el presentimiento de que su hermana, mi madre, nunca lo haría.

—¿Y qué opinas de eso? —le pregunte.

—Tengo ganas de rendirme, Liam—a Alexander le empezaron a picar los ojos—. Ya sé que nunca debí nacer, y mi padre tuvo que pagar el precio por simplemente amar.

Ojos Azules ~Percy Jackson~Where stories live. Discover now