CAPÍTULO 44 🔱

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Percy Jackson

Todos me odian, salvo el caballo y Jane

Lo mínimo que podía haber hecho la momia era volver andando al desván por su cuenta

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Lo mínimo que podía haber hecho la momia era volver andando al desván por su cuenta.

Pero no. Nos tocó a Grover y a mí llevarla de vuelta. Y no creo que fuera por nuestra popularidad precisamente.

—¡Cuidado con la cabeza! —me advirtió Grover mientras subíamos las escaleras.

Demasiado tarde...

¡Paf! Le di un trompazo al rostro momificado contra el marco de la trampilla y se levantó una nube de polvo.

—¡Vaya, hombre! —La dejé en el suelo y miré a ver si había desperfectos—. ¿He roto algo?

—No sabría decirte —repuso Grover encogiéndose de hombros.

Volvimos a levantarla y la colocamos en su taburete, los dos sudando y resoplando. ¿Quién habría dicho que una momia podía pesar tanto?

En vista de lo ocurrido, parecía evidente que el Oráculo no iba a hablarme. Aun así, sentí un gran alivio cuando salimos del desván y cerramos la trampilla de un portazo.

—Menudo asco, chico —dijo Grover.

Intentaba tomarse las cosas a la ligera para animarme, pero no obstante me sentía muy abatido. Todo el mundo debía de estar indignado conmigo por haber perdido frente a las cazadoras. Y además, estaba el asunto de la nueva profecía del Oráculo. Era como si el espíritu de Delfos hubiese querido excluirme expresamente. No había hecho ni caso de mi pregunta y, en cambio, se había tomado la molestia de caminar un kilómetro para hablarle a Zoë. Por si fuera poco, no había dicho nada de Annabeth; ni siquiera nos había dado una pista.

Y también estaba el caso de que Alexander Rossi era hijo legitimo de artemisa (por lo tanto, primo de Liam). Vale, Liam me había dicho que sospechaba que era su primo, pero que esperaba estar equivocado. Con solo el nacimiento de Alexander, los dioses ya tendrían problemas, por lo que también significa que nosotros tendremos problemas. Además, Alexander fue reconocido de manera distinta, y si el mismísimo oráculo lo llamo «príncipe de la caza», quiere decir que Alexander si o si, tiene que estar en la misión.

—¿Qué crees que decidirá Quirón? —le pregunté a Grover.

—Ya me gustaría saberlo. —Desde la ventana del segundo piso, miró ensimismado las colinas ondulantes cubiertas de nieve—. Ojalá estuviese ahí fuera.

—¿Buscando a Annabeth?

Tardó un segundo en asimilar mi pregunta. Y entonces se sonrojó.

—Claro, sí. Eso también. Desde luego.

—¿Por qué? —pregunté—. ¿En qué estabas pensando?

Pateó el suelo con sus pezuñas.

—En una cosa que dijo la mantícora. Eso del Gran Despertar. No puedo dejar de preguntarme... Si todos esos antiguos poderes están despertando, quizá no todos sean malos.

Ojos Azules ~Percy Jackson~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora