13: Bares y hospitales

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Quería morirse.

La primera semana sin Louis había sido sumamente difícil.

Y es que Harry no podía imaginar una vida sin el Omega.

Habían discutido, Louis había dicho que necesitaba espacio y que definitivamente sus caminos no iban por el mismo rumbo al igual que todos los planes que él tenía para su futuro, así que aseguró debían separarse por el bien de ambos y para no lastimarse más adelante.

Así que Harry entendió que no estaba incluído en la vida a futuro de su -ahora ex- omega.

Lo que más le dolió es que Louis ese mismo día empacó la mayoría de sus cosas y se marchó esa misma noche, mientras él estaba llorando en una habitación.

No sé despidió de él.

Y en gran parte lo agradece porque conoce sus límites y definitivamente no dejaría salir al omega de casa, aunque eso estaba mal y ya se lo habían dejado en claro.

Quizás entendía su punto de vista o quizás se obligaba a hacerlo, sabía que tal vez lo habían dejado por ser muy intenso y quizás en lugar de enamorar aún más a su omega, terminó por asustarlo ocasionando que este terminara de alejarse.

Estaba en su naturaleza, por más que quisiera no podía controlarse. Quería cachorros, para un alfa puro no había más orgullo que tener hijos de sangre y que su raza se siguiera extendiendo, quizás en los planes de Louis estaba el no tener cachorros y él lo presionó tanto con eso que finalmente lo dejaron.

Se encontraba hecho un ovillo en el sillón de su sala, una película se reproducía en la televisión pero él no le prestaba atención dado a que era una maldita comedia romántica donde justamente la pareja principal se estaba separando, solo seguía ahí porque no quería pararse por el control.

No tenía ganas de moverse.

Sorbió su nariz mientras acomodaba la manta que cubría su cuerpo tembloroso y suspiró abrazando la almohada que tenía una camisa de Louis como funda, la había encontrado al fondo de su armario y desde ese día se aferró a ella gracias a que esta conservaba un poco de su aroma.

Edward no era tonto.

El primer día sin Louis no fue tan difícil para el lobo dado a que la casa conservaba su aroma así que este inconscientemente lo tomaba como si su omega siguiese ahí, pero los problemas vinieron días después, cuando el aroma del castaño fue disminuyendo hasta ser casi nulo.

Edward comenzó a rasgar, aullar y llorar con desespero en el pecho del rizado queriendo salir a flote para sentir el calor de su omega.

Pero Harry se sentía tan mal física y emocionalmente que Edward nunca pudo salir.

Estiró su mano para buscar entre la basura que había en la mesa alguna golosina, cuando la encontró rasgó el empaque tirándolo al suelo hábilmente y tomó el chocolate para darle un mordisco.

Sollozó.

Se negó a seguir llorando pues sus ojos estaban rojos de tanto hacerlo, tragó saliva cuando tocaron la puerta pero no hizo amago de pararse, simplemente se acurrucó más contra sí mismo soltando un gemido lastimero.

Su espalda dolía un poco, llevaba una semana durmiendo el sofá pues se negaba a dormir en su habitación sabiendo que cierto cuerpo calientito no iba a estar a su lado cuando despertase.

Gimió cuando volvieron a tocar la puerta.

—Más te vale que abras ahora mismo o vas a estar castigado —La voz al otro lado de la puerta llamó su atención.

Wrong Wedding [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora