Cote: Infierno Incoloro.

Short Story - Peculiar Venganza.

01—Historia corta. (SS)
— Punto de vista del narrador omnisciente.

Ella era como la rosa más ilustre y frágil de un jardín. Hermosa y pura, cuál doncella que duerme en cuento de hadas esperando eternamente a su amado príncipe. Los pequeños hoyuelos que se marcan en sus mejillas cada que sonríe podrían derretir de ternura a cualquier hombre, sin excepción.

El muchacho, por su parte, se asemeja a un príncipe frío. Inexpresivo, pero con rasgos apoteósicos y finos, como si fuera el último descendiente de una poderosa monarquía. Cualquier sinónimo de perfección es ideal para describir su presencia, completamente insuperable.

Ambos forman una pareja estéticamente ejemplar. Sin embargo, como en cualquier otra relación, también hay algunas diferencias. El problema se salió de las manos, en especial para el pobre chico:

— ¡También quiero ese de allá!

Tsubasa se encontraba corriendo por el centro comercial, comprando cada cosa linda que se encontraba en el camino; con el dinero de su novio. Kiyotaka suspiró, esto se había alargado demasiado. El muchacho no tenía problemas con atender los caprichos de la fémina, tenía muchos puntos privados en su disposición; el problema era que llevaban casi dos horas haciendo compras y el tenía que cargarlo todo.

Kiyotaka recordó que ésto sucedió por su culpa, no debió avergonzar a su amante frente a toda la clase pidiendo que se sentará en su regazo. Sin embargo, no es algo de lo que se arrepienta, lo volvería a hacer sin duda. Tsubasa tampoco sugirió ningún tipo de oposición ante su pedido, así que ella también cargaba una parte de la responsabilidad; en realidad, teniendo en cuenta que no había más sillas, ella no tenía otra opción.

— Kiyotaka, ven aquí, también quiero comprarte algo de ropa.

Sin nada que decir, el joven se acercó a ella sin reclamar o quejarse en lo más mínimo. Tsubasa sonrío astutamente al ver lo obediente que era su novio, se enorgulleció de ese hecho.

— ¿Te gusta algo en particular?

Tsubasa preguntó, rebuscando entre las cientos de camisetas y pantalones del local mientras el chico la seguía de arriba a abajo.

— No lo creó, estoy bien con cualquier cosa que tú decidas.

El muchacho respondió, su sentido de la moda era realmente arcaico. Kiyotaka pensó que sería realmente genial ir siempre de gala o con ropa de la revolución industrial de la burguesía, pero la gente lo miraría raro.

— Por cierto...

Tsubasa giró para mirarlo, había algo que la estaba incomodando.

— ¿Estas bien con ésto?

Ella preguntó. Kiyotaka ladeó la cabeza medio confundido, ni siquiera sabía a lo qué se refería. Era una perdida de tiempo adivinar, así que decidió realizar otra cuestión:

— ¿De que estás hablando?

— No creo que sea adecuado que estés pagando por todo. No quiero parecer aprovechada...

Kiyotaka asintió para sí mismo, comprendiendo de lo que se trataba. Sin embargo, pensó que era demasiado tarde para que ella dijera algo como eso, especialmente después de que ya se gastó casi cien mil puntos.

— No me importa realmente.

Contestó. Kiyotaka está dispuesto a satisfacer cualquier deseo que ella tuviera; por lo menos de forma material, es su responsabilidad después de todo. Toca agregarle a eso el hecho de que ésto es una compensación por molestarla antes, así que todo está bien.