RASHTA 🐭

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Los primeros días siendo nueva emperatriz no fueron para nada sencillos, fue un reto, literalmente, tenía que hacer muchas cosas, incluso, bodas, fiestas de cumpleaños, fiestas de té, y muchas otras cosas de personas que me pedían el favor. Todas las tenía que organizar y hacer.

No se me daba ningún problema el hacerlo, era muy buena en ello, pero, simplemente me molestaba un poco el hecho de que, no podía ver muy seguido a Sovi.

No solamente eso, mi cuarto principal de emperatriz, está a medio pueblo del cuarto de Sovi literalmente, lo cual me molestaba aún más.

Estaba casi todo el tiempo estresada a un punto donde no podía hacer casi nada de lo que me gustaba, pintar, tocar piano, nada.

Eran muy extraños los días donde yo podría hacer eso.

Mi irritación crecía mientras recordaba que madre y mi padre duermen los dos en la misma cama, no en camas separadas, ni siquiera mis hermanos, varios duermen juntos, como los gemelos.

Incluyendo las malas costumbres del Imperio de Oriente, los chismes, las mentiras, y toda clase de cosas que se podrían encontrar, claro, no puedo decir que en mi Imperio no había nada de eso, si, había, pero… Al parecer Oriente no podía vivir sin aquello.

En menos de cuatro meses de ser la emperatriz, Myona se fue con McKenna al Imperio de Occidente dejándome con Tryna y una nueva joven que tendría como dama, llamada Laura, la cual, de igual modo, tendría que saber mi secreto y reacciono de manera similar a Myona cuando las vio, simplemente las amo.

En todo caso, nunca pude decirle a Sovi sobre mis alas, al terminar los tres primeros días de paz y amor que tuvimos, en la mañana simplemente tocaron la puerta los secretarios llamando a Sovi para que comenzara a organizarse.

Tuve que levantarme yo para levantarlo a rastras aunque él no quisiera, era impresionante la negación que tuvo de irse ese día, aunque, actualmente entendí porque no se quería ir.

Simplemente porque sabía que no me volvería a ver más seguido, aunque, eso no fue  todo para nosotros y el fin de nuestra relación.

Obviamente no.

-¡Sovi! – Dije con una sonrisa extendiendo mis brazos para correr hacia él, el me recibió con una sonrisa tomándome de la cintura.

- Emperatriz… Me tienes que llamar emperador, ¿recuerdas? – Dijo con una sonrisa ladeada, le mire y me di un golpe mental, suspire con vergüenza.

-Sí, es verdad, lo lamento, emperador, es que… Me acostumbre a llamarlo Sovi y- – No logre terminar ya que sentí como me beso, sus besos para mi eran una bomba que hacía que estallara todo en mi.

- Puedes llamarme así cuando estemos juntos, no hay problema, emperatriz Perla– Dijo con una sonrisa mientras que me acariciaba la mejilla viendo mis pecas como siempre lo hacía, suspire.

-Si me ibas a decir eso, ¿entonces porque me besaste? Eso es una falta de respeto – Dije sin mirarle casi haciendo puchero.

- ¿Que es una falta de respeto? ¿Besarte? – Pregunto con broma, le mire algo enojada para alzar una ceja.

- No, interrumpirme, si lo vuelves a hacer no – No logré terminar ya que tomo mi rostro y se acercó nuevamente a mí, nuestros labios congeniaban tan bien que hasta pensé que estábamos hechos del uno para el otro, al el liberarme de sus labios hizo que le mirará– Respondo – Termine la frase que no me dejo terminar, y el rio, yo me sonroje cruzándome de brazos.

Aunque, compartíamos pequeños momentos de libertad, alegría, des-estrés y comunión, nunca fallamos a una noche juntos lo cual, nos mantenía, un poco más unidos.

Mi Emperador Sovieshu x TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora