Capítulo 3.

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Un mes después.

Era martes por la noche y las calles de Holmes Chapel estaban vacías en una completa melancolía. Harry caminaba de vuelta a casa después de haber ido al cementerio en donde descansaba su amada.

Eran pocas las veces que Harry salía de casa, únicamente lo hacía cuando visitaba la tumba de Hazel o cuando tenía que ir a comprar más alcohol porque se había terminado. No era alcohólico, bebía eventualmente cuando quería dejar de pensar en su miserable vida, lo que agravaba la situación con respecto a su enfermedad.

El rizado ya no era el mismo chico virtuoso y amable que estaba lleno de bondad, ahora era tan frío y perverso, tan digno de odiar.

Todo era tan sereno ese noche, la luna brillaba escandalosamente opacando cada una de las tantas estrellas en el oscurecido cielo. Todo era paz hasta que un chico de contextura pequeña abrazó a Harry de golpe, sin permiso alguno.

—Me están persiguiendo, finge que me conoces, no me sueltes... —musitó rápidamente el chico de voz aguda, claramente estaba aterrado.

El rizado frunció el ceño debido a la confusión y rapidamente cayó en cuenta de lo que estaba pasando. Un cuarentón acosaba al chico de orbes celestes y eso a Harry le importaba una mierda.

—Por favor, ayúdame. —rogó sacando al ojiverde de sus pensamientos.

—Me temo que no, ese es problema tuyo. —escupió indiferente, puso sus palmas en los hombros del contrario y con fuerza lo empujó lejos de él, lo suficientemente fuerte como para que el chico aterrizara en el suelo.

Él siguió su camino pero en menos de un par de minutos se detuvo en seco y giró sobre sus talones para ver algo angustioso. El chico estaba en el suelo resistiendose ante el forcejeo del acosador, el canoso lamía la cara del indefenso mientras lo intentaba desvestir.

Se sintió asqueado al ver tan abusiva escena y accedió intervenir rapidamente. Llegó hasta donde ellos y, sin pensarlo, tomó al canoso por los brazos para alejarlo del castaño y lo empujó hasta la pared con el triple de fuerza con la que había empujado minutos antes al chico.

Harry lucía cómo un lobo dispuesto a atacar, aprisa hizo puño su diestra y fuertemente aterrizó en la nariz del hombre quién anteriormente trató de golpear el abdomen del rizado.

—Cómo vuelvas a ponerle una mano encima a alguien... —hablaba en un tono neutral, con una de sus manos jalaba hacia atrás el cabello del hombre mientras que con la otra mano le apretaba con fuerza los testículos.— Te juro que te corto tu asqueroso y miserable trocito de carne antes de que puedas estrenarlo. —dijo con su voz amenazante, era tan madura y ronca que podía intimidar a cualquiera.

El ojiazul observaba la escena desde el suelo, estaba aterrorizado y no dejaba de llorar, su ropa estaba hecha mierda.

—Vámonos. —ordenó Harry luego de dar un último golpe en la mejilla del canoso, acto seguido, se acercó al chico de cabello lacio para tomar su muñeca con brusquedad, por lo que este reprimió una mueca de dolor.

Y así ambos se alejaron mientras la preocupación crecía dentro del recién acosado, no estaba seguro de querer ir con el rizado pero aún así lo siguió, no tenía alguna otra opción, claramente no.

Escenas borrosas. (l.s)Where stories live. Discover now