Esᴄʟᴀᴠᴏ ᴅᴇ ᴜɴ ᴅᴇᴍᴏɴɪᴏ [Hitsugaya Toshiro]

5 - Su destino

Cayo de rodillas ante ella, se había tropezado de la desesperación al alcanzarla. Levanto su mirada encontrandose con esa expresión tranquila, lo observo curiosa por ese comportamiento, no imagino que su esclavo llegaría a ella.

<Me mataran si otros me encuentran...>

Aunque, ¿quién le asegura que Ryuko no lo matara después de esto? No penso en ello tras el pánico.
Sus pensamientos fueron interrumpidos al escuchar los pasos de esos demonios que llegaron a verlo. El de rango alto al parecer se perdió, esperaba no volver a verlo, pero... estos también son un problema.

— Ese shinigami escapó, será llevado para un castigo y luego su memoria recibirá limpieza. —Comento uno de los guardias.

Este los observo con odio, esos miserables torturaron a sus amigos, quería matarlos, pero le frustraba el simple hecho de que pueden matarlo de un golpe.

Se sentía perdido...

Ella pasó a su lado en silencio, dirigiéndose hacia esos demonios, confundiendolos a todos.

— Señorita Ryuko, no interven...

Abrió los ojos como platos, el cadáver del mayor cayó al suelo, con una sola mano aplastó su cabeza. Luego presenció el asesinato de los demás, sus gritos y suplicas, la sangre esparciendose en todos lados. Al final, ella no dejó ni uno vivo.

— ¡Oye esclavo, muévete ya! —Ordeno la boca—. Pronto limpiarán este desastre, volvamos.

Sus piernas lo obligaron a ponerse de pie y seguirla sin decir nada, no quería imaginar lo que podría hacerle si intenta escapar frente a ella. Por ahora... quiere recuperarse de lo que presenció el dia de hoy.

Ella no hizo nada más que tomar asiento en esa oficina, la boca en su cuello le comento que puede ir a descansar en su habitación y no estorbe.
¿Porqué no hizo nada? Ni siquiera sé enojo ante las acciones que hizo. Nadie podría dormir en una situación así, pasaron unos 15 minutos desde que entró a descansar, pero le era imposible. Se levanto para salir he ir hacia esa oficina, debía enfrentarla.

— Qué...

No podía procesar lo que sus ojos veían, ella ahora yacia de pie y en su mano sostenía a ese lagarto que lo "Ayudo" a encontrar su Teniente.

— Veo que conoces a este parásito. Estos malditos son unos chupasangre que disfrutan ver sufrir a otros, de hecho, con ello la sangre de sus víctimas son más dulce. —Explicó el ser que ella tenía en su cuello—. Al parecer te eligió, no debiste confiar en él, terminan traicionandote para devorar tu cadáver desde el interior.

— Entonces... ¿esperaba que fuera asesinado por los demonios? —Se atrevio a preguntar.

— Así es, pero no sabía que Ryuko era tu ama, a penas la vio y intento escapar, pero ella fue a buscarlo.

— Agh, m-maldita sea... crei tener un buen banquete... —Murmuro con dificultad, la mayor apretó un poco más su cuello—. Si sabía que ella era tu ama, habría hecho todo más rápido.

Acerco al parasito en su cuello, siendo devorado por esos dientes filosos que hablaba por ella, la escena era tan horrible que volteo para evitar verla.

Después de unos minutos Ryuko apareció limpia y lo observo en silencio.

— ¿Borraras mis emociones y recuerdos?

Nego, le dolía el que juegue así, ¿tanto desea torturarlo? Prefiere estar muerto que ver a sus amigos sufrir.

— ¿¡Porqué!? ¡Todos mis amigos parecen marionetas de carte y huesos, y los demás...! Terminaron convertidos en esas cosas... —Murmuro apretando los puños y bajando la mirada—. ¿Porqué hicieron eso? Porqué lo hiciste y me mantienes consciente.

— Idiota. —Esa voz masculina, otra vez hablando por ella—. Ryuko no le hizo eso a tus amigos. Siempre suele evitar ese tipo de cosas. Mejor cállate y obedece, o será peor para ti, incluso tus amiguitos pagarán el precio.

Temia la tortura que su Teniente sufriría, así que asintió con el ceño fruncido. Buscara la forma de liberar a sus aliados, al menos... desea hacer eso, que dejen de sufrir.

Solto un quejido al sentir como la pelirroja tomaba su antebrazo con fuerza, haciendo sangrar ese corte que recibió en la persecución con sus garras. Algo inquieta le lanzó un extraño líquido, el dolor que le causo fue tanto que gritó. ¿¡Lo está torturando!? ¡Era horrible! Luego fue arrastrado aun del brazo herido y ella lo lanzó a su habitación, dejándolo encerrado para descansar.

Ryuko por otra parte, esperaba que pueda dormir bien y su herida sane.