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Chuuya charla con Rimbaud, le cuenta de su vida, de ovejas, de su trabajo en el Suribachi.

Rimbaud lo escucha alegremente mientras completa su papeleo.

—Chuuya, dime… ¿Eres feliz en el Suribachi?—

Chuuya detiene su relato y lo observa fijamente.

—Sí, ellos son mi familia—

—Y tú, ¿No quisieras conocer a tu familia biológica?—

—Yo…— Chuuya mira sus manos y juega nerviosamente con ellas —No lo sé, ¿Por qué?—

—Creo recordar que tengo información sobre ti en casa, la estoy buscando—

Chuuya se siente extraño, lleva años buscando su pasado y ahora se le presenta aquí y de la nada.

—Gracias—

—Es lo menos que puedo hacer—

—Rimbaud ¿Puedo hacerte una pregunta personal?—

—Sí, supongo que puedes —

—En mi primer recuerdo veo tu cara, luego escucho gritos y tú pareces herido, luego todo es negro hasta que desperté en un cráter ¿Qué pasó?—

—No lo recuerdo, tal vez si encontramos a Paul, él lo sepa—

Chuuya asiente.

—Sabes, Shirase dice que buscar mi pasado es tonto y que debería enfocarme en el presente— Murmura —”Chuuya, ovejas es tu responsabilidad, no deberías pensar en esas tonterías” me dice—

—Suena duro ser el rey—

—Sí, casi nunca tengo tiempo para mí, pero no puedo quejarme, es mi deber —

Ambos charlan sobre mil y una cosas hasta que la puerta de la oficina se abre sin ser tocada.

Ven a una niña, Gin, entrar, mira a Rimbaud e inclina la cabeza en señal del respeto, luego camina a Chuuya.

—Chuuya-san, mi hermano dijo que cuando estaba con usted le dolía mucho menos el cuerpo, mi hermano está sufriendo mucho dolor ahora mismo ¿Puede ir a verlo?—

Chuuya mira a Rimbaud y este se encoge de hombros.

—Está bien — dice y la niña toma su mano arrastrándolo fuera de la habitación.

Chuuya se despide de Rimbaud con la mano.

Cuando llegan a la enfermería, donde Akutagawa se ha estado quedando ahí para facilitar sus cuidados al vivir solo con su hermana, Chuuya huele las feromonas de Dazai.

Se talla la nariz ante el choque repentino, las feromonas se sienten como las de alguien preocupado y con la mente perturbada, no sirven para calmar el dolor.

Dazai debería saber eso ¿Lo está haciendo adrede?

Puede ver Akutagawa enterrando la cabeza en el hombro de Dazai mientras se retuerce y tiembla por el dolor.

Se siente culpable ante la escena, él fue quien le provocó tanto dolor a un niño tan pequeño.

Aunque sigue manteniendo que Akutagawa es un luchador y cómo tal merecía su respeto en la batalla, también es un niño pequeño.

Los niños pequeños merecen ser protegidos del dolor.

A él no le gustaría que los niños del Suribachi sufrieran así, por eso trabaja tanto para hacer del Suribachi un lugar seguro.

El mas fuerte del SuribachiWhere stories live. Discover now