OCHO

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Si alguien le hubiera dicho a Louis hace un mes que Harry lo llevaría a una cita, él se habría carcajeado, pero ahí estaban. Iban a un parque cerca del departamento en el que tendrían un picnic.

Llevaban un mantel de cuadros rojos y blancos, una cesta en la que llevaban fruta, copas y vino tinto.

Louis también había llevado lienzos pequeños, pinceles y pinturas de varios colores para entretenerse.

Una vez estuvieron instalados sobre el césped un poco húmedo, bajo un árbol esperando el atardecer comenzaron a pintar.

Louis logró convencer a Harry de que lo intentara, así que estaban muy concentrados, cada uno en su lienzo con una copa de vino en una mano y un pincel en otra.

Louis era muy delicado y cuidadoso con las pinceladas que daba, parecía que su mano flotaba en el aire por sí sola, mientras que Harry era más tosco, su pincel estaba saturado de pintura y creaba líneas gruesas, fuertes, sus obras eran un reflejo de su propia apariencia.

—¿No es un poco raro esto? —preguntó Louis.

—¿Por qué iba a serlo?

—Estamos teniendo una cita, aún no llevo aquí ni dos meses y hace una semana comenzamos a besarnos. ¿No crees que vamos muy rápido?

—Quizás si fueras otra persona pensaría que si vamos rápido, estamos viviendo juntos haciendo cosas de pareja, pero te conozco desde que tengo diez años, no se siente apresurado, llevamos toda nuestra vida junto al otro de alguna manera. —Harry no levantó su rostro del lienzo en ningún momento, hablaba en un tono tranquilo casi arrastrando las palabras.

—Bueno, supongo que tienes razón, pero aún no entiendo qué es lo que cambió, tú mismo dijiste que estuviste enterado de mi enamoramiento por ti pero nunca hiciste nada ¿por qué ahora sí, qué cambió?

Ahora Harry sí que había levantado la vista, toda su atención estaba en el pequeño Louis que tenía el cabello desordenado y una manchita de pintura en la mejilla.

—Bueno, Lou, sí cambiaron muchas cosas, aunque no las veas. Es cierto que siempre sentí una energía muy atrayente en ti y siempre me has agradado muchísimo pero no te podía ver de esa forma, eras más pequeño, ¿sabes a lo que me refiero? —Harry puso su mano en la mejilla de Louis para acariciarlo —tal vez no nos llevamos muchos años de diferencia pero si estábamos en etapas diferentes, no podía ser yo quien te quitara tu linda inocencia, no sin ir a la cárcel.

—Lo entiendo, Hazz, y es bueno saber que tienes principios.

—Claro que los tengo —Se inclinó para besar los labios de Louis. Cualquier persona que los viera podría notar el cariño que se tenían.

Al siguiente día fueron al cine, se iba a reestrenar una película que a Louis le encantaba, ni siquiera tuvo que insistir para que Harry lo acompañara.

Durante el camino Harry estuvo sosteniendo la mano de Louis, al parecer era una de sus nuevas cosas, les gustaba ir de la mano a cualquier lugar, comenzó al siguiente día de que Niall se fue, Harry había ido caminando por un café al trabajo de Louis para que pudieran volver juntos, en el trayecto a casa, Harry, se dio cuenta de que Louis no era bueno cruzando calles, no tenía cuidado y no se fijaba hacia los lados, obviamente eso encendió una alarma en Harry y con el fin de mantener sus seguridad y su vida intactas, lo tomó de la mano para guiarlo.

Después de pedir los boletos y comprar unas palomitas, fueron a la sala en la que sería la función, el lugar tenía una luz un poco tenue y había sólo unas cuantas parejas regadas en el gran espacio, sus asientos se encontraban en la última fila, esperaron un par de minutos y después las luces se apagaron y la película comenzó.

Cama para dos. LSWhere stories live. Discover now