Capítulo 47

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Sus pasos eran cortos, incluso más cortos de lo que eran von normalidad. Xue yang era un niño, eso estaba claro pero, serlo no significaba que no supiera cosas, que sea un niño no implica que necesariamente sea caprichoso y que no entienda un "No" como respuesta, el podía entender la mirada que le daba su padre cada vez que él había pedido algo mientras vivía, su cara no era fe enojo, no. Era esa cara que sólo podía decir:

"No tengo dinero"

Y él podía entender completamente aquello, sabía que tal vez era algo complicado, pero no necesitaba entender todo lo que implicaba, sólo debía entender que, ese peluche que quería, no podría ser comprado por su padre y entonces él cambiaba a algo más pequeño y con menos números.

Por eso Yang había regresado al lugar donde la señora había dicho cosas raras cuando estaba con Jiang Wanyin, él quería entender. Cuando llegó no necesito hablar, extrañamente, la señora comenzó a hablar por su cuenta.

-En este mundo, hay personas que simplemente no deberían encontrarse nunca- Xue Yang la miro desde la entrada de la tienda, callado- ¿Conoces a Hitler? ¿Sabías que en algún punto de la primera guerra mundial estuvo a punto de morir? Le dieron a un soldado la orden de dispararle pero ¿Sabes que fue lo que hizo? Lo dejó ir, entonces, Hitler después mato a miles de personas.

A-Yang en definitiva no entendió nada de lo que dijo, sin embargo, la señora le sonrío, con un movimiento de manos le indicó que se acercara, cosa que no hizo.

-Si por razones del destino, hubiera sido otra soldado tal vez Hitler hubiera muerto y miles de vidas se habrían salvado- la señora loca paro unos segundos antes de volver a hablar- En otras palabras, ellos son como tú y ese chico, si se cruzan, sólo traen cosas malas ¿entiendes?

Xue Yang negó rápidamente, antes de pensarlo y afirmar con su cabeza velozmente.

Xue Yang + Jiang Wanyin (Tonto)= Cosas malas.
Fantasmas= Cosas malas.

-¿Debería alejarme?- preguntó suavemente.

-Si quieres vivir...- restándole importancia, la mujer partió en risas- Mientras más tiempo pases cerca de él, más cosas malas te pasarán.

-¿Por qué?

-¿Crees en Dios?- Yang se quedó en silencio, después de un rato, la mujer al ver que no recibiría respuesta siguió hablando- Yo si lo hago, no sé porque pero así es, no puedo cuestionar como trabaja, pero así lo hace ¿tú lo ves, no es así? A los muertos.

-No...

-Los niños no deberían mentir, si no los vieras, tal vez te habrías acercado a mi.

Ella le sonrío, Yang sintió que debía huir, la había descubierto. Detrás de la señora se encontraba un gran hombre, con una cara retorcida y una sonrisa enorme, este le hacía señas al niño mientras una de sus largas manos se posaba sobre el hombro de la mujer. Sin pensarlo mucho A-yang huyó del lugar.

Jiang Cheng tenía razón, la mujer estaba loca.

¬Ateo a MediasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora