Uno | El día en que el té se evaporó

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El siguiente capítulo contiene escenas de autolesión que pueden resultar sensibles para el lector. Leer con discreción.



La brisa del frío invierno golpeó el cuerpo de los individuos, causándoles que un escalofrío recorriera sus cuerpos en respuesta. Pero el frío que envolvió a Izuku se sintió más intenso y cruel cuando las palabras de Katsuki entraron por sus oídos.

—Nos vamos a casar —anunció este con una sonrisa mientras acariciaba la mano que colgaba de su antebrazo.

El corazón de Izuku se rompió.

Izuku sonrió desencajado y sorprendido ante la noticia de su amigo de la infancia.

—Queríamos que fueras tú el primero en saberlo porque gracias a ti nos conocimos, Izuku —confesó Ochaco con una amplia sonrisa.

Los ojos verdes como esmeraldas fueron a parar a las manos que se tocaban, en ellas resplandecían bellamente sus anillos de compromiso.

Las lágrimas se juntaron en sus ojos y amenazaron con salir.

—¿Eh? ¿Qué pasó? ¿Vas a llorar? —preguntó Katsuki en tono burlón.

Izuku se sorprendió por esto y talló sus ojos con el dorso de su mano.

—¿Quién va a llorar? —contestó Izuku con diversión—. Como estoy muy feliz por ustedes supongo que la emoción quiso ganarme —sonrió avergonzado.

—Siempre eres así, Izuku —comentó Ochaco—. Cuando algo te emociona quieres llorar —rió.

—Lo hace, llora como magdalena. —Esta vez carcajeó Katsuki.

—¡Oh, vamos! No siempre lloro —rió Izuku, suprimiendo el dolor en su pecho.

Los tres rieron fuertemente atrayendo la atención de los demás comensales que al igual que ellos, también se encontraban en las mesas de afuera de aquella cafetería.

—Estoy feliz por ustedes —dijo Izuku apenas las risas cesaron—. Les deseo toda la felicidad del mundo. —Sonrió con ojos cerrados.

—Gracias —contestó la pareja.

—¿Y cuándo planean casarse? —preguntó Izuku dándole un sorbo a su té.

—En seis meses —contestó Katsuki.

—Oh, guau... —exclamó sorprendido.

—No queríamos esperar tanto tiempo —explicó Ochaco.

—Bueno, tienes razón —concordó Izuku—, ustedes se aman tanto que supongo ya no pueden esperar más tiempo.

—Ja, ja, ja, sí, es eso —afirmó la chica—. ¿Y tú cuándo te casarás?

—¿Yo? —Se señaló Izuku a sí mismo, sorprendido por la repentina pregunta—. ¿Cómo es que me voy a casar si no tengo a nadie...? —rió con vergüenza.

—Bueno, entonces te presentamos a alguien —sugirió Katsuki tomando de su refresco.

Izuku vio por un momento a Katsuki sintiendo como su corazón se apretujaba. No quería conocer a nadie ni tenía intenciones de intentar tener una relación.

—No, de verdad, así estoy bien. De igual manera, no creo casarme —comentó—. Soy una persona aburrida.

—Bueno, eres raro, eso es cierto —afirmó Katsuki mientras asentía.

—¡No seas grosero! —reprendió Ochaco mientras pellizcaba la mejilla de este—. Eres muy buena persona y eres lindo, Izuku, estoy segura de que alguien te valorará por como eres y te amará tanto como Katsuki y yo nos amamos, confía en que así será. —Sonrió en señal de apoyo.

Flores de Cerezo en Invierno | BakuDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora