LO SIENTO, NO PUEDO

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NARRA ROSMERY

No puedo negar que mi cuerpo estaba reaccionando al tener a Darlys así, me gustaba esa sensación de volver a sentir, sus besos y su agarre en mi cintura me estaban encendiendo demasiado justamente por eso la deje continuar y que sacara la parte de arriba de mi pijama, sus besos bajaron a mi cuello y luego a mis senos, esto va a sonar estúpido, pero mientras mi cuerpo estaba amando el contacto con su cuerpo, mi mente no podía concentrarse pues en mis pensamientos solo estaba Marianny, quería que fuera ella quien me estuviera besando, quien me hiciera el amor, trate de sacar eso de mi cabeza y corresponderle a la mujer que ahora me estaba amando.

La tome por las mejillas y la bese con muchas ganas, quite también su camiseta y empecé a besar su cuello, en ese momento una de sus manos descendió a mi zona más intima y de nuevo el rostro de Marianny vino a mi conciencia

-para- susurre a mi acompañante quien de inmediato me miro confundida

-¿estas bien?- me preguntó

-si, yo solo... lo siento, no puedo Darlys- dije mientras colocaba de nuevo mi ropa y la miraba apenada

-tranquila cariño, no pasa nada, ven aquí- dijo ella extendiendo sus brazos para recibirme en un abrazo que me hizo sentir peor, ella era una buena persona y yo no debería hacerle esto

Me abrazo y nos quedamos dormidas de esa manera-

El día siguiente fue muy bonito, salimos temprano y fuimos a cine, caminamos un rato y en la noche fuimos a un restaurante hermoso en donde nos tomamos algunas fotos y grabamos un video donde ella me besaba, me gustaba mucho estar con ella, mañana en la noche ella debía irse así que queríamos pasar un lindo fin de semana, esa noche dormimos juntas después de ver bajo la misma estrella, me encantaba esa película y Darlys no tuvo problemas en complacerme y verla.      

El domingo llego y me levante temprano porque quería preparar el desayuno para Darlys y darle una sorpresa, me bañe y me puse solamente un short y una camiseta un poco ancha, hoy no saldríamos, solo nos quedaríamos en casa descansando, prepare café y algunas tostadas con mermeladas, pique también algunas frutas y puse todo en una bandeja acompañada por un par de yogures, esperaba que a ella le gustara.

Iba a tomar la bandeja cuando escuche que llamaban a la puerta, que raro que llegara alguien y más aun un domingo tan temprano, sin embargo me dirigí a la puerta y al abrirla me encontré con la persona que menos esperaba, era ella, Marianny estaba nuevamente frente a mi. 


NARRA MARIANNY 

 Al principio pensé en dejar la carta bajo su puerta e irme, pero yo quería verla, necesitaba hacerlo e intentar que me escuchara, decidí tocar una sola vez a su puerta y dejárselo al destino, si no atendían me iría y solo dejaría la carta, pero grande fue i sorpresa que solo habían pasado unos segundos desde que toque y ahora frente a mi tenia a la mujer que tanto amo, Ross estaba sosteniendo la puerta con una cara que no logre descifrar en ese momento.

-¿qué haces aquí?- fue lo primero que salió de su boca

-necesito que me escuches- conteste

-no quiero hablar contigo Marianny- dijo intentando cerrar la puerta, pero interpuse mi mano y luego sin permiso entre a su casa

-Por lo menos escúchame mujer, no me has dado la oportunidad de explicar lo que ocurrió

-es que no hay nada que explicar y además ya no vale l apena, las cosas entre nosotras están claras, tú y yo ya no somos nada 

Tenia que hacer un último intento así que la tome del brazo y la atraje a mi cuerpo y empecé a hablar cerca a su boca

-Ross te amo, fui una estúpida al lastimarte y todos los días me arrepiento de eso, no he podido sacarte de mi mente, Ross tú eres la única persona a la que quiero en mi vida- la bese y ella aunque no correspondió tampoco se alejo así que lo hice una vez más y esta vez si obtuve como respuesta sus labios moviéndose sobre los míos.

Sin embargo unos segundos después me aparto porque escuchamos una voz llamándola

-¿con quién estas?- le pregunte

-eso no te importa, por favor vete- no tenía más que hacer aquí saque la carta de mi bolso y la puse en sus manos y sin más salí de allí sintiendo como una nueva lagrima recorría mi mejilla, he perdido a la mujer que amo.















Saludos desde Colombia.

NEVER FORGET YOU #ROSMYWhere stories live. Discover now