XIV: DANSE MACABRE.

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Éste capítulo tiene un acto de necrofilia, ten muy presente eso antes de continuar.

Se recomienda discreción.

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Se había quedado dormido.

La laptop sobre sus piernas se había quedado sin batería y la pantalla negra fue lo primero que vio cuando abrió los ojos. Su cuello empezó a doler apenas se enderezó, alzó una de sus manos para frotarse la cara y quitarse el rastro de sueño. Dejando la computadora a un lado se levantó del sillón y recién se percató de la mujer que se encontraba recostada en otro sillón más grande, ¿Cómo es que se llamaba? El piquete en el dorso de su mano le hizo girar la cabeza y el catéter se había movido y salido un poco de su lugar, con un gesto de dolor lo sacó, unas gotas de sangre cayeron al piso.

Hambre.

Sus pies descalzos caminaron por los pasillos, todo estaba en silencio, algunos minutos ya habían pasado y no vio a alguna persona. ¿Dónde estaba la cocina?

El sonido amortiguado de algo cayendo con fuerza chocó con unas cuantas paredes antes de ceder al silencio y aquello ganó toda su atención. Entró por un pasillo el cual creyó escuchar el ruido y se dijo asimismo que tuvo un buen oído cuando sus ojos encontraron manchas casi invisibles de lo que venía siendo sangre en el suelo frente a la puerta y parte de ésta.

Su mente dijo al instante; Jungkook está aquí. Con la mano lastimada agarró el picaporte para después empujar hacia abajo y la vista de gradas completamente hechas de cemento recibieron a su vista. Al bajar ya unas gradas pudo sentir como el frío atravesaba su ropa, hubo un momento en la bajada que la luz se extinguió y tuvo la necesidad de parar su pasos y palpar las paredes para guiarse pero no sentir ningun muro se asustó.

Se agachó hasta sentarse en el cemento sucio.

—¿Jung... Jungkook?

Un nuevo sonido se escuchó, muchísimo más claro y provino de la izquierda. Fue algo metálico cayendo por un par de segundos pero el sonido fue interrumpido. Jimin supo que fue escuchado y también un invitado sorpresivo.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—¿Dónde estás...?— preguntó forzando su vista para tratar encontrar a Jungkook pero todo estaba negro—. ¿Por qué está todo oscuro?

Se escuchó un suspiro.

—¿Por qué nunca respondes mi preguntas primero, hm?— murmuró Jeon con un toque de molestia antes de levantarse de la silla en donde se encontraba, haciendo bastante ruido cuando la madera acarició con agresividad el cemento—. ¿Quieres que encienda una luz?

—¿Cómo te sientes cómodo con la oscuridad?... Da miedo.

—¿Miedo?— Jeon repitió, apretando un botón en la pared. Un par de segundos pasaron antes de que un foco parpadeara repetidas veces antes de alumbrar bien y Jimin prefirió no abrir la boca en un principio—. ¿No poder ver te da miedo?

Jeon Jungkook estaba cubierto de sangre y sus manos eran lo que más protagonismo tenían, en su rostro se apreciaba como el rojo había sido salpicado con furia, al igual que en su cuello, su ropa... y por supuesto que se percató cómo los ojos de Park Jimin lo miraban con miedo. Y sonrió satisfecho cuando vio cómo ese miedo se extendía al rostro ajeno cuando se movió y dejó ver lo que la luz artificial alumbraba específicamente; un cuerpo desnudo y abierto de par en par. La mayoría de los órganos estaban en el suelo, muy cerca de los pies. Gotas ya muy pesadas de sangre caían encima de gruesos fierros pintados de igual manera que las manos del joven sádico.

Детонирующий || KookminWhere stories live. Discover now