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Los pobladores de Canes miraban atentos como a pleno atardecer las carrozas más hermosas y elegantes llegaban a sus entradas. Caballos blancos, negros y marrones jalaban estos que, a su vez acogían en su interior a los tres reyes más temidos.

Algunos bajaban sus cabezas y otros se escondían en sus hogares, el clima estaba completamente más frío y pequeños copos caían del cielo. Se sentía una pequeña tensión en el ambiente, la castaña lo sabía pues; aquel hermoso rey a su lado tenía la mirada en el suelo desde que salieron de Lotto, sus manos estaban hechas puño y su respiración a pesar de ser tranquila era pesada.

Los caballos galoparon hasta el pie de la montaña, donde el escaso sol golpeaba la punta más alta de este. Rocas, y más rocas cubiertas de nieve blanca y pura. Hasta que de pronto aquellos carruajes se detuvieron, la pequeña castaña alzo la mirada.

—Majestad— la puerta fue abierta y una anciana completamente vestida de rojo bajaba su cabeza— hemos recibido la carta urgente de Lotto, las chicas han sido preparadas y están en la cima.

Taehyung solo la observo por momentos antes de bajar completamente en silencio, su brazo se alzó y estiro su palma hasta el carruaje. Dalia parpadeo lento, Taehyung y ella no había hablado durante el camino y de hecho, no la había visto hasta ahora, algo temerosa tomo su mano y este la ayudo a bajar delicadamente.

Sus ojos recorrieron aquel lugar, el ultimo que piso su hermana antes de correr y escapar de aquel sacrificio.

—Te pido... que por favor no me odies— susurro el joven rey, sus ojos la miraban con profundidad— una vez crucemos ese arco— señalo, era aquel que su padre le había descrito cuando se encontraron— yo no tendré esta apariencia, ya no presenciaras nada lindo... no seré el mismo durante un tiempo. No me odies, no lo hagas... mucho menos por lo que haré.

—Taehyung— susurro.

—Por favor, veas lo que veas, escuches lo que escuches... no me odies.

Dalia tomo con fuerza sus manos, los ojos de Taehyung estaban cristalinos y algo rojizos, su miraba gritaba suplicas de dolor y desesperación para que ella no lo odiara y aborreciera después, esa mirada tan hermosa que le cautivaba en silencio le rogaba muchas cosas que aun no comprendía, pero lo haría con el tiempo porque; ella había decidido quedarse con él.

—No lo haré— negó, con cuidado y bajo la mirada de varios que esperaban alzo su mano y acaricio su mejilla, el joven cerros sus ojos—no te odiare...

—Taehyung— Jimin los interrumpió, este se levantó recto mirándolo de reojo— está por anochecer, debes hacerlo ahora— suspiro regalándole una tenue sonrisa— no te preocupes, Jeon y yo protegeremos a la princesa de Canes.

— ¿Puedo confiar en ti?— pregunto.

—Por favor— río haciendo que sus ojos desaparecieran— somos trillizos, hermanos, amigos, amantes...

—Jimin.

—La cuidare con mi vida, rey alfa Taehyung— estiro su mano y este la tomo.

Asintiendo el joven rey camino a paso tranquilo hasta posarse al lado de cada anciana – que ahora eran dos- suspiro cansado y comenzaron a caminar cuesta arriba; donde se hallaba un hermoso arco plateado con hojas del mismo color rodeándolos.

— ¿Hará el sacrificio?— pregunto en un susurro, a cada lado los reyes la acompañaban.

—Si— suspiro Jimin— una vez cruzado el arco su apariencia cambiara, de eso te darás cuenta.

—Taehyung...

—Él ha estado sufriendo— interrumpió Jeon— su Dios debe estar desgarrándolo por dentro por no recibir la promesa, por eso el clima cambio y pierde el control de sus dones con rapidez— se detuvieron cuando miraron a Taehyung quitándose su traje lentamente— el sacrificio ha tardado demasiado.

ATARDECER ❄️ Kim Taehyung ❄️©Où les histoires vivent. Découvrez maintenant