Advertencia: Sexo sin protección, consentido.
La habilidad futbolística de Niko no radicaba en su condición física. Naturalmente, había tenido que trabajar en esta porque era un deporte, pero su fuerte era el análisis y la lógica.
Tal vez por eso no era el jugador de fútbol más popular. Nadie negaba que jugaba bien y siempre recibía buenas críticas, pero rara vez escuchaba a alguien decir "Ikki Niko es mi futbolista favorito".
¿Un poco triste? Sí ¿Le importaba un poco si quiera? No.
—Necesitas vender más camisetas, Niko. Publica más en tus redes sociales, anda a hacer voluntariado en un refugio de animales, qué se yo.
Niko era consciente de que rara vez un deportista profesional vivía meramente de su sueldo. Él no era tonto, había invertido en negocios y era accionista de varias empresas. Lo cierto era que recibía muy pocas ofertas para colaborar con marcas. Probablemente un influencer recibía más ofertas de este tipo que él.
Comparado, por ejemplo, a sus ex compañeros de Blue Lock, no era ni de lejos tan carismático como Reo ni tan llamativo como Rin. No tenía nada que lo hiciera resaltar, los únicos comentarios positivos que recibía, fuera de su manera de jugar fútbol, eran cosas como "Es muy lindo", como si fuera un hámster.
Aún si lo quisiera, ¿Qué haría para poder vender más camisetas y llamar la atención de las marcas?
—Noviazgo fingido. Hay una modelo nueva cuyo mánager está muy interesado—le dijo su representante de la nada, entrando a su casa.
No recordaba la última vez que lo había visto tan contento.
—¿De qué estás hablando?—le preguntó desde el sofá con extrañeza.
—Es una estrategia de marketing. Muchos atletas lo han hecho y al final hasta terminan casados con las chicas. Es ganar-ganar—le explicó con simpleza, encogiéndose de hombros.
—Ya, pero el problema es que ya tengo una novia—le recordó Niko.
El hombre soltó un suspiro exasperado y miró el techo del lugar.
—¿Qué parte de estrategia de marketing no entiendes?—le preguntó con frustración—. Lo del casamiento solo era una broma. De todas formas, ¿Si tienes pensado casarte, no?
Las mejillas de Niko se tiñeron de rojo y bajó la mirada, apenado.
Últimamente había estado haciéndole caso a su estúpido mánager para intentar ser más popular entre la fanaticada. Cuando el hombre le había preguntado a qué se debía su repentino interés en hacerle caso, Niko le había dicho que quería pedirte matrimonio pero se había jurado a sí mismo no hacerlo hasta que tuviera diez veces lo que ya tenía.
¿Sonaba exagerado? Sí, bastante. Pero quería estar preparado para darte la boda tú quisieras, comprarte la casa que te diera la gana y pagarle educación privada y de élite a todos los hijos que quisieras tener con él.
Sí, era bastante exagerado.
Él no se sentía lo suficientemente especial como para ser el esposo de alguien como tú y creía que solo tendría el derecho de hacerlo si te podía dar la vida de una reina.
