Capítulo 6: La Indulgencia de los Impenitentes

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02 de Mayo de 2021 5:20 am, Ciudad de México.

Lilith Romanov.

Por primera vez durante toda su vida, sintió nervios al estar a punto de encontrarse con su mejor amigo, el hombre que consideraba su hermano, a pesar de que los dos provenían de familias diferentes, pero crecieron en el mismo ambiente con problemas y preocupaciones parecidas. Más de una década de amistad pasó frente a sus ojos en cuestión de segundos, mismos en los que escuchó pisadas aproximándose hasta su ubicación.

Romanov estaba rodeada por los muros decorados con pintura en aerosol que tenían el registro de Dmitry y ella. Estaba en el mismo lugar donde meses atrás celebraron el cumpleaños de Kozlov. Lilith saboreaba una sensación de hogar y miedo al mismo tiempo, una que se originaba en el mundo de reacciones que Dmitry podría tener al verla ahí con vida después de haber fingido durante poco más de un mes que había muerto.

Sus pasos se volvieron mucho más cercanos, o al menos así lo escuchó Lilith cuando percibió el polvo, escombros e incluso vidrios que hacían notar que avanzó calmado, temeroso de lo que podía encontrar al otro lado después de haber recibido un indicio de vida por una línea de contacto segura, una que Lilith no utilizó los últimos años. Era comprensible que ese hecho fuera para Dmitry una sorpresa que mantuviera viva una esperanza que se había negado a abandonar, aunque las circunstancias le sugerían constantemente que lo hiciera.

Lilith visualizó esa inconfundible mirada azulada en su rostro. Su rostro lucía diferente por la barba que comenzaba a hacerse tupida, dándole a su cara un aire de madurez mucho más marcado, sin embargo, sus ojos poseían una mirada apagada que poco a poco se iluminó al verla ahí, parada sin hacer ningún movimiento a pocos pasos de él. Romanov no supo exactamente por qué, pero temió que no la reconociera después de los cambios en sus tatuajes y el color de su cabello que hizo. Se sentía una persona extraña en un mundo conocido.

Las palabras se quedaron atoradas en su garganta y su cuerpo permaneció inerte durante una decena de segundos que se sintieron como una eternidad. Dmitry tampoco pudo pronunciar nada, simplemente salió de su trance y caminó hacia ella a pasos lentos, preocupado porque la imagen frente a él fuera una más de sus ilusiones de ver a Lilith con vida. Él quería estar seguro de que era ella, de que Romanov estaba ahí frente a él con vida.

(Conversación en ruso).

Si esto es una cruel maquinación de mi cerebro, por favor necesito que me lo digas —pronunció con la voz inestable—. Porque no creo que pueda soportar despertar nuevamente sabiendo que enterré a mi mejor amiga.

Las palabras y la forma tan dolida en que las dijo, oprimieron el corazón de Lilith de forma en que salió de su trance y su primera lágrima recorrió su mejilla haciéndola mirar el suelo, apreciar la distancia que los separaba. Kozlov dudó en hacerlo, pero finalmente se acercó a ella, envolviéndola en uno de sus abrazos de oso, tan cálidos y cariñosos. El solo contacto le otorgó paz, al saber que Lilith estaba ahí, viva y entre sus brazos. Al estar juntos, las similitudes los hacían parecer hermanos de sangre, principalmente por el pelo rubio y las alturas parecidas.

Perdóname —soltó Lilith enfocando toda su fuerza en hablar con sinceridad—. Esta fue la única manera que encontré para mantenerlos a salvo. No quería hacerlos pasar por esto, pero no tuve opción, Dmitry.

Kozlov intensificó el abrazo, permitiéndole que se desahogara mientras él encontraba las palabras correctas para responder. Lilith necesitaba sacar todo aquello que había soportado desde el momento en que creyó que moriría hasta cuando creyó que Aysel se había ido.

Casi morimos. Vi mis penas y alegrías pasar frente a mis ojos en un instante y tuve la sensación de frustración más grande de toda mi vida —dijo entre sollozos que Kozlov intentó calmar.

RENESSANS | Segundo LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora