Capítulo 27

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*Narra Abby*

—Limpiad todo el material del laboratorio, lo quiero todo limpio y seco, que no se vea ni una gota de agua en los matraces—Dijo la profesora y seguidamente salió de la habitación

—Ni quiiri ni ini giti di igui in lis mitricis—Le remedó Nate y me di una bofetada mental.

Podría estar ensayando para una de las pasarelas más importantes del país, pero en cambio estoy en este laboratorio rodeada de productos químicos y de Nate.

Miré mi móvil y en este salió una notificación de Kyle hablándome sobre lo que iba a hacer esta tarde y que me llamaría a la noche para ver que tal mi día.

Miré por la ventana suspirando. Me quedaba una hora y media de castigo en esa habitación con Nate y lo peor de todo es que no me disgustaba su presencia.

—¿Vas a seguir huyendo de mi?—Me preguntó Nate cuando empecé a lavar los primeros vasos de precipitado.

—No he huido de ti, simplemente te evito—Le contesté y el soltó una carcajada.

—¿Acaso no es lo mismo?—Me preguntó y negué con la cabeza

Seguí lavando los botes de vidrio, mientras Nate soltaba sus payasadas por detrás.

—Vamos a hablar—Dijo por fin

Sequé mis manos y me di la vuelta.

—¿De qué quieres hablar?—Le pregunté.

—La cagué vale, lo siento

—La última vez empezaste así, ya me sé el repertorio—Lo miré—¿Algo más?

—Joder Abbigail, estoy intentando solventar mis errores, deja que me explique—Me pidió

—No me vuelvas a llamar Abbigail—Le contesté seca—Habla

—Me volví loco—Susurró—Necesitaba volver a tenerte en mi vida y solté lo primero que se me vino a la cabeza sin importarme lo que pasaría luego o lo que eso conllevara—Me miró y pude ver un brillo en su mirada que por un momento me hipnotizó—No debí acostarme con aquella chica y la cagué al hacerlo. No sabes lo que me arrepiento.

—¿Eso es todo?—Le pregunté—Hay mucho material que limpiar.

Nate se levantó y agarró mis manos, frías por el agua.

—Quiero intentarlo Abby, me muero porque te enamores de mi como yo lo estoy de ti—Acaricio la parte trasera de mi mano con su pulgar—He cometido errores, muy graves y sé que en tu mente ahora mismo soy la peor mierda con la que te vas a encontrar. Pero por favor te necesito.

—¿Y ya está?—Le pregunté—Ahora tengo que aceptar tus disculpas y tragarme tus errores para vivir una historia perfecta. Joder Nate, te quería y te quiero. Te he confiado cosas que nadie más sabía y me fallaste por simple diversión.

—Y me arrepiento por eso—Susurró—No me dejes por favor.

—¿Y qué hacemos como si nada hubiera pasado y ya?—Le pregunté.

—Algo ha pasado, tu lo sabes y yo lo sé—Dijo y miró nuestras manos—Empecemos de cero por favor—Me miró con una sonrisa—Soy Nate, encantado—Tendió su mano y le tendí la mía.

—Abby—Él apretó nuestras manos.

Al ver nuestras manos juntas, me di cuenta que aquello podría acabar tan mal como ha empezado, pero ansiaba tanto ser amada que me ahogaría en aquellas simples palabras de disculpa.

...

Han pasado unas semanas y si bien la relación había empezado algo movidita, estas semanas habían estado muy tranquilas.

—¿Te quedas esta noche en casa?—Me preguntó Nate y asentí.—Te recojo a las 7—Me dijo y tras un breve beso me subí al coche de papá que estaba unos metros más alejado.

—Hola papá—Lo saludé al subirme al coche y él me miró

—No me gusta Nate—Admitió cuando arrancó el coche—Su padre no me gusta y el chico tiene algo que no me acaba de convencer.

—Papá ya basta, está todo hablado—Le dije.

—Bueno, si eso es lo que quieres Abby—Dijo y asentí.

—Eso es exactamente lo que quiero—Él asintió—Esta noche me quedo en su casa.

Papá siguió conduciendo y al llegar a casa, mamá estaba en el jardín plantando algunas plantas. Mi padre y yo nos miramos.

—Abbigail llama a la ambulancia—Me dijo papá y saqué mi teléfono.

—Voy

—Sois unos exagerados—Exclamó mamá al escucharnos—Tampoco es para tanto.

—Mi mujer, una abogada importante, la cual odia mancharse tan si quiera los zapatos ¿plantando flores?—Preguntó papá—Definitivamente algo va mal.

—Mi marido, un exfubolista, el cual le encanta hacerse el gracioso—Mamá lo imitó y papá depositó un beso en sus labios.

—Okey okey, no quiero ver, me voy—Les dije y entré en casa.

Subí a mi habitación y vi como mamá había estado cambiando los muebles para todos lados. Estar de vacaciones no le sentaba nada bien.

Preparé la maleta para ir a casa de Nate y cuando terminé me puse a estudiar para un examen que tenía la próxima semana.

Al mirar el reloj ya eran las 7.

—¡Abby!—Me llamó mi madre.

—¡Voy!—Grité.

Al llegar a la entrada de casa, estaba Nate esperándome.

—Que puntual—Le dije y él sonrió.

—Como siempre—Contestó—¿Vamos?

Salimos de casa bajo la vigilancia muy disimulada de mi padre desde el cristal de la  sala y nos montamos en el coche de Nate.

Estábamos camino a su casa, cuando en vez de coger hacía las montañas, donde él vivía, se desvió hacía la ciudad.

—Tu casa no es por aquí—Le susurré y él puso su mano sobre mi muslo, provocando un escalofrío por todo mi cuerpo.

—Ahora sí, me he mudado—Contestó.

—¿Por eso estás trabajando en ese bar?—Le pregunté—Te has independizado y no me habías dicho nada.

—Quería que fuera una sorpresa—Dijo y apretó sutilmente mi muslo.

—¿Y ahora vives en el centro?—Le pregunté y asintió. Justo en ese momento puso el intermitente y se metió al garaje de uno de los edificios más altos.

...

Ig:_lina.sunn_

Si todo lo que soñáramos fuera realidadWhere stories live. Discover now