4. Borrar la memoria

157 19 16
                                    

AVISO DE CONTENIDO EXPLÍCITO

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

AVISO DE CONTENIDO EXPLÍCITO

—¿Sabe bien? —le pregunto a mi padre por la comida que he hecho. Está sentado con los codos sobre la mesa y la cabeza hundida en el platillo, pero se endereza para mirarme y asentir—. No nos queda mucho de nada.

—Ya me encargaré yo de comprar lo que haga falta —se limpia la boca con un paño, inclinándose hacia atrás y perdiendo la mirada en algún punto detrás de mí—. Es más, va a ser lo primero que haga apenas Min aparezca.

—Daejung y yo podemos ir —sugiero, sin pensarlo mucho, casi de forma automática.

Suelta una risa seca y niega con la cabeza—: No me quites la única cosa que me obliga a moverme un poco; es para lo único que sirvo ahora.

—No digas eso, papá.

—Es la verdad, le guste a quien le guste —afirma rápidamente, alzándose de hombros con los ojos ya ennegrecidos—. Aún podría estar dirigiendo el escuadrón si no fuera por esta maldita pierna.

Me decido por quedarme en silencio para permitirle despotricar y pensar en lo que podría o no haber sido libremente, pues no hay otra cosa que hacer. Es, sin dudas, irónico que haya sido su tan admirada batalla lo que lo volvió cojo; aunque luego recuerdo que mi padre es alguien que estaría feliz de morir en la guerra.

Siempre he tenido tal absurdismo en la punta de la lengua, amenazando con escapar cada que comienza con sus monólogos de heroísmo fantasioso. Sin embargo, llevarle la contra a mi padre es algo muy difícil de hacer; sobretodo porque se requiere una cantidad considerable de energía. Y, además, es una gran verdad eso de que de poco sirve responderle a quien mucho se queja; nada de lo que se diga será de utilidad. Es por lo mismo que, simplemente, en ocasiones, termino optando por el camino más fácil y fijo oírle.

—Me marcho —le aviso después de unos minutos, mientras me levanto de la mesa. Él hace un sonido de afirmación y me desea una buena jornada, irguiéndose para dejarse abrazar por mí—. Cuídate mucho, papá. Te quiero.

—Yo también, hija —acaricia mi pelo con delicadeza—. Quédate tranquila, que este viejo da caña todavía —me reconforta, y siento su espalda vibrar bajo mis palmas ante la carcajada que suelta. Me separo unos centímetros para verle a la cara.

—Hablo en serio.

—Y yo también —mantiene con severidad. Sus ojos clavados en los míos, permitiéndome sentir de lleno el profundo peso de su mirada—. Cuídate tú. Y apenas percibas algo raro, te vas, bien lejos. Que el pensamiento mío o de tu hermano no te frene. Recuerda que si marchas por entre los árboles, mejor —me dice cosas que ciertamente he oído antes—. Nunca, ni aunque estés en la peor condición, confíes en la palabra de un hombre, no importa cuán simpática su cara sea. En este contexto, jamás un hombre será buena noticia para una mujer —un tanto angustiada, asiento y le hago saber que lo he escuchado.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 07, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

DOBLEGARME ; jjk.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora