ONE

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Melina

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Melina.

Hoy era mi cumpleaños, si, mi cumpleaños. Los lindos veinte estaban ya sobre mi y traté de no llorar, ponele. Mí habitación del hotel estaba que retumbaba de la música al palo que le estaba poniendo, igualmente era mediodía ya, no se vendría a quejar nadie, ¿no? No quiero que me caiga ningún árabe y me meta una bomba, no sé.

Igualmente debería parar con estos chistes tan cancelables y guardarmelos para mi, una lástima porque mis chistes eran súper graciosos.

Guardé las cremas para la cara adentro del kit y comencé a peinarme el pelo mojado para luego terminar de cambiarme. Me puse una bermuda, un remeron y una riñonera.

─ Que cara de borracha ─ me miré las feas ojeras que estaban debajo de mis ojos y salí del baño antes de largarme a llorar.

Anoche me había quedado desvelada con Paulo. Era como un ritual entre los dos el hacer una pijama un día antes de nuestro cumpleaños porque si, cumplíamos el mismo día, quince de noviembre y hacia bastantes años que éramos amigos y se volvió costumbre. Quizás el cumplir el mismo día hizo que nos hiciéramos muy buenos amigos, mejores amigos mejor dicho. Aunque también teníamos momentos de rivalidad por Oriana y en mi defensa, yo la conocí primero.

Además me había cagado el garca porque cuando me desperté el colchón al lado de mi cama estaba vacío y tenía un mensaje de él diciendo que había ido al entrenamiento. Papá también me había mandado mensaje y diciéndome que no fuera al entrenamiento de hoy y que total estaba Walter. Ni un feliz cumpleaños, fua que hermoso, ¿no? Mentira, solo me envió una foto de un Chayanne con flores diciendo feliz cumpleaños.

Algo es algo, ¿no? Pero de todas formas sabía cómo era mi viejo y eso era muy bien para mí.

El celular en la mesita de luz vibró y fui hasta ahí para desconectarlo y abrir las notificaciones para leer.

kuna: loquita
kuna: baja que vamos a almorzar

Miré el mensaje unos segundos antes de terminar de cambiarme poniendo mis cosas en la riñonera para después colocarla encima mío de hombro a cintura. Agarré la tarjeta para abrir la habitación y también la guardé una vez que salí. Mientras el ascensor descendía volví a desbloquear el celular para contestarle con un "ok" y un sticker de un gato con la ceja levantada, que prácticamente era mi nueva personalidad ese sticker. El señor de recepción me saludó cuando pasé por su lado y yo solo asenti porque me habló en ¿Árabe? Digamos que si. Espero que haya sido un saludo eso.

Cuando pasé por la gran sala de estar antes de la salida encontré al enano sentado de espaldas en el sillón redondo del medio con la vista en su celular.

─ Que raro vos acá ─ le hablé parándome frente a él, quien apagó su celular antes de mirarme.

─ Que decís loca, duermo acá también ─ yo solo rodeé los ojos con una sonrisa y él se levantó para rodearme con sus brazos ─ Feliz cumpleaños, pajarito ya florecido.

QATAR, nicola zalewskiWhere stories live. Discover now