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Capítulo cuatro

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Capítulo cuatro

Me desperté el miércoles a las seis de la mañana porque había olvidado poner el celular en silencio y a mi hermano se le ocurrió que era un buen horario para llamarme.

Me saqué el antifaz de chanchito de los ojos y tanteé la mesa de luz para agarrar el aparato ruidoso que había interrumpido mi sueño donde abrazaba a Taylor Swift.

Contesté la llamada y me llevé el celular al oído derecho, poniendo todo de mí para mantener una conversación decente a esa hora de la mañana.

— ¡Desapareció Neymar! —Gritó.

Alejé el celular y miré la pantalla para asegurarme de que era mi hermano realmente el que me había llamado.

— ¿De qué me hablas, Ezequiel?

—No lo encuentran, boluda —Me dijo totalmente desencajado—. Después del partido de Brasil se tomó el palo, los periodistas no lo encuentran...

— ¿Vos me estás jodiendo, mijo? —Lo corté.

—No, Julieta, en Brasil no está y en Francia tampoco, ¿y si le pasó algo? —Preguntó preocupado—. ¡Yo lo amo al negro, boluda, me muero si le pasa algo!

—Conseguite un problema honesto, Ezequiel.

Estaba por cortarle, pero lo siguiente que dijo me quitó el sueño de repente.

—Mamá y papá se van a separar.

— ¿Qué? —Pregunté, confundida.

—Y estaba vez es para siempre, papá ya está pensando en el divorcio.

— ¿Y vos cómo sabés?

—Porque lo escuché hablando con Santiago el otro día —Hizo silencio un par de segundos y yo no agregué nada porque no sabía qué decir—. ¿No podemos ir un tiempito para allá? Olivia está re triste.

Suspiré. No quería decirle que no podía venir porque imaginaba la situación allá y debía de ser inaguantable para que Ezequiel me llamara directamente.

Mis padres ya se habían separado al menos unas tres veces. La última vez había sido antes del nacimiento de Olivia, incluso habían asistido a terapia de pareja y la terapeuta les dijo que no podían estar juntos, pero ellos hicieron lo que quisieron y no solo volvieron, sino que tuvieron otra hija.

Al final, los que terminábamos pagando los platos rotos éramos mis hermanos y yo. Quizás, el haberme venido a Argentina no fue solo por la abuela y sí, en gran parte, para escapar de casa.

Tampoco podía decirle que sí, que le compraba el pasaje y que lo esperábamos acá, porque con nuestro más reciente huésped esa opción se veía imposible.

—Están complicadas las cosas acá, Eze —Dije, intentando apaciguar las aguas—. Yo te prometo que si todo sale bien intento traerlos en vacaciones.

𝗜𝗻 𝘆𝗼𝘂𝗿 𝘄𝗲𝗱𝗱𝗶𝗻𝗴 𝗱𝗮𝘆 | 𝗡𝗲𝘆𝗺𝗮𝗿 𝗝𝗿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora