27

3.5K 272 199
                                    

MARATÓN NEYULI 2/?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

MARATÓN NEYULI 2/?

Capítulo veintisiete

Neymar

Apreté los puños en el volante, sintiendo la piel de mis manos estirarse y viendo como los nudillos se aclaraban ante la presión ejercida. Quizás lo más sensato hubiera sido detener la marcha, tomar un poco de aire e intentar tranquilizarme. Pero en ese momento la adrenalina que me daba manejar era lo único que me calmaba.

Apreté el pie sobre el acelerador, llegando casi al límite de velocidad establecido para andar por las calles parisinas. Si me veía un inspector de tránsito probablemente recibiría una multa, pero era incapaz de aminorar.

Sentí un par de lágrimas bajar por mis mejillas, la rabia me consumía y por más que intentaba contener el llanto, me era imposible.

La había tenido adelante, cerquita mío, había podido rozar su boca, tocar sus labios, sentir su olor. Y ahora nuevamente retrocedíamos casilleros.

¿Quién era ese imbécil?

La voz de mi cabeza se rio, burlona, recordándome que el único imbécil era yo que por no decidir entre una y otra había perdido a la indicada. Es que el simple hecho de imaginarme la vida con Bruna ya me causaba rechazo, no podía, no quería, estaba negado a caminar hacia esa iglesia.

La frustración me corría por las venas, al igual que el enojo y la decepción. Había llegado tarde, y ella tenía razón, no podía reclamarle el estar con otro porque Julieta era una mujer libre.

El único pecado que había cometido ese ángel fue fijarse en un diablo como yo. No la merecía, me quedaba más que claro que la monita tenía que tener lo mejor y yo en esta historia era el peor.

Entré al estacionamiento de casa y me tomé un momento para respirar. No podía entrar así, tenía que bajarle un par de niveles al enojo porque las personas que estaban allí adentro tampoco merecían recibirme en este estado.

Me llevé las manos al rostro y lloré como un niño. La clase de llanto indisimulable, incontrolable, que te ataca de un momento a otro y te impide continuar con normalidad.

Estuve al menos media hora encerrado dentro del auto, con las luces del estacionamiento apagadas, replanteándome mi existencia. ¿En qué momento la había cagado tanto?

Porque mentiría si dijera que fue cuando la besé... claro que no, fue mucho antes. Cuando la tuve entre mis brazos de la forma más inocente posible, cuando me abrió las puertas de su vida, cuando la conocí entera, sin haberle puesto un dedo encima.

Era suyo completamente y ella no tenía ni idea.

Entré a casa con la cabeza hundida entre los hombros, mordiéndome el labio inferior intentando no volver a llorar. Ahí adentro tenía que fingir que todo estaba perfecto, que no había salido a buscar a alguien que ahora, seguramente, estaba con otro.

𝗜𝗻 𝘆𝗼𝘂𝗿 𝘄𝗲𝗱𝗱𝗶𝗻𝗴 𝗱𝗮𝘆 | 𝗡𝗲𝘆𝗺𝗮𝗿 𝗝𝗿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora