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MARATÓN FINAL 2/3

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MARATÓN FINAL 2/3

Capítulo treinta y dos

—No me responden, no sé qué les pasa, hace fácil una semana que no hablo con ninguna de las dos.

Fruncí el ceño, mirando la pantalla de mi celular preocupada. Si me había mandado alguna cagada no lo sabía con seguridad, porque tampoco ellas me lo decían. Simplemente Delfina y Valentina habían decidido ignorarme de un día para el otro, dejando de responder mis mensajes y, por supuesto, no contestando mis llamadas.

Sentí las manos de Ney apoyándose sobre mis hombros, dándome masajes leves para alivianar la tensión.

—No sé, amor —Me dijo—. Capaz están ocupadas.

— ¿Las veinticuatro horas del día van a estar ocupadas? —Me di vuelta, quedando frente a él—. No sé qué pensar.

—Necesitas relajarte un poco... —Me dio un besito en la mejilla—. Ellas tienen su vida, tú tienes la tuya, ya van a poder arreglar para verse.

—Si, pero yo quiero compartir mi vida con ellas —Hice un puchero—. Ni siquiera sé por qué están enojadas.

— ¿Y cómo sabes que están enojadas?

— ¿Por qué otra razón no me responderían durante una semana, Neymar? —Pregunté, estresada.

El negro se rio, exasperándome aún más. Se tomaba todo con demasiada calma, en eso éramos muy diferentes. Yo parecía dinamita a punto de explotar, cualquier cosa me ponía los pelos de punta y el mal humor se me notaba hasta en la forma de respirar. En cambio, él era más tranquilo, pensaba todo dos veces antes de hacer las cosas, era más racional que emocional.

Él decía que nos complementábamos y tenía razón, cuando a mí me daba la locura tenía la forma exacta para bajarme a tierra, para hacerme entrar en razón.

Tiró de mí, envolviéndome entre sus brazos, aprisionándome contra su pecho. No sabía si el paraíso existía, pero para mí no había ningún otro lugar que se le asemejara. Dejó un beso en mi pelo, mientras me hacía mimos en la espalda con sus manos.

Todo marchaba medianamente bien, sin contar que mis amigas no me hablaban y que mis hermanos me respondían cada muerte de obispo. Tenía la sensación de que debía hacer un viaje pronto a Uruguay para verlos y así poder entender qué les pasaba a todos que de un día para otro parecían haberme expulsado de sus vidas.

La familia de Neymar había reaccionado mejor ante la noticia. Tanto en Francia como en Brasil se había armado un revuelo enorme cuando salieron unas fotos del negro y yo besándonos en el boliche.

El único que puso el grito en el cielo fue Neymar padre, que por poco no me manda a buscar con un mafioso estilo Vito Corleone. A mi futuro suegro no le había gustado nada la idea de la separación de su hijo y Bruna, lo había llamado ni bien salió la noticia, retándolo como si Neymar fuese un niño chico.

𝗜𝗻 𝘆𝗼𝘂𝗿 𝘄𝗲𝗱𝗱𝗶𝗻𝗴 𝗱𝗮𝘆 | 𝗡𝗲𝘆𝗺𝗮𝗿 𝗝𝗿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora