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–¿Jungkook? Bueno, un gusto. –Sonrió y estiró su mano–. Yo soy Hoseok.

–Un gusto. –Miró su mano, y notó que estaba manchada de un líquido verde–. ¿De dónde sacaste eso?

–¿Qué cosa?

–En tu mano. –Tomó su mano para ver la sustancia de cerca–. ¡Aj! Huele a vómito.

–¡Ah! ¡Qué asco! –Hizo una mueca y limpió su mano en su camisa–. Seguro es algo de los zombis.

–Es muy seguro.

–Pues, muchas gracias por el arma. –Sonrió y caminó a la puerta de la tienda.

–Espera, ¿A dónde vas?

–A tratar de sobrevivir.

–Voy contigo. –Se levantó para acercarse a él–. ¿Puedo ir contigo? Dos son mejor que uno.

–Claro. –Sonrió y lo abrazó por los hombros–. ¿Tienes alguna mochila o algo?

–Sí, llevo todo lo que podríamos necesitar. –Le mostró su bolso.

–Entonces vamos. –Salió de la tienda y empezó a caminar, las calles estaban limpias por ahora.

–¿Puedo saber por qué te encerraron?

–Porque era un criminal muy buscado.

–¡¿De verdad?!

–Solo bromeo. –Él rio leve y lo miró–. Me dedicaba al baile callejero y me arrestaron porque tenía varias multas por huir de la ley.

–De cierta forma, eso te hace un criminal muy buscado. –Sonrió y lo miró.

–¿Qué me dices de ti hermano? ¿A qué te dedicabas?

–Estudiaba en la universidad de arte, tenía un pequeño negocio.

–Un bailarín callejero y un artista, ¿No te suena eso a una historia cliché?

–Demasiado cliché.

Los chicos se detuvieron al escuchar gritos a lo lejos. Ambos castaños voltearon dándole la espalda al otro, tomando sus armas con fuerza, en el caso de que tuvieran que atacar. De repente, un chico que vestía de ropa de marca salió entre los árboles gritando.

–¡Esto es una desgracia! –Chilló mirando sus pies.

Jungkook y Hoseok se miraron entre ellos, para luego mirar al chico y acercarse lentamente a él. Jung acercó su barra con cuidado para dar un leve toque en su hombro, haciendo que este se sobresaltara.

–¡Ah! –En un reflejo le lanzó su zapato a los dos chicos.

Hoseok se hizo a un lado haciendo que el zapato le cayera a Jungkook en la cara. Este se quejó de dolor mientras Jung se burlaba de él.

–¡Ten más cuidado!

–¡Lo siento! Creí que eran esas cosas. –Mordió leve su labio y los miró–. ¿Son humanos?

–Ah... Creo que sí. –Dijo Hoseok tocando su cuerpo.

–¿Qué hacías gritando? Pudiste haber llamado a los infectados.

–He tenido un día terrible, esas cosas se comieron a mi manager, ¡Y lo peor es que me han quitado mi zapato! Mis calcetines ahora están sucios.

–¿Te preocupa más tu zapato que tu manager?

–¡Los zapatos no se consiguen en cualquier tienda! Ahora solo tengo un par. –Dijo de forma dramática.

–Okay, okay, primero dinos tu nombre.

–¿Por qué tendría que decirle mi nombre a unos desconocidos?

Al parecer, los gritos del chico habían alertado a varios infectados, ya que un grupo de ellos se acercaban a los chicos. Hoseok tomó su barra y se acercó a los infectados para golpearlos con esta.

–Quédate aquí. –Dijo Jungkook colocando al chico en un lugar seguro–. No te muevas. –Sacó su arma y empezó a disparar acercándose a Hoseok para ayudarlo.

–Genial, ahora estoy perdido, y parado con dos niños. –Suspiró y miró su ropa–. Estoy hecho un asco.

Jung se acercó al último infectado para clavar la barra en su cráneo, haciendo que un pedazo de este quedara enterrado en la barra. Hoseok tomó el pedazo para quitarlo de la barra y arrojarlo por ahí.

–No sabía que podía hacer eso. –Miró a Jungkook.

–Es la adrenalina, te hace hacer cosas que no sabías que eras capaz. –Se acercó a él y miró los cuerpos.

–Muy bien chicos de secundaria. –Dijo el chico saliendo detrás de un coche–. Gracias por salvarme, ahora si me disculpan seguiré mi camino.

–¿Por qué no te unes?

–¿Unirme?

–Claro, unirte a nosotros, será más fácil sobrevivir en grupo que solo.

–¿Qué me asegura que no me traicionaran en un futuro?

–Te acabamos de salvar.

–Bien, me convencieron. –Se acercó a ellos–. ¿Cómo se llaman?

–Jungkook.

–Hoseok, ¿Y tú?

–Jin, Kim Seokjin. –Estiró su mano para estrecharla con la de ellos.