Remember - Aegon II Targaryen

Décimo: un último deseo

Mr Lovermam
By: New West
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"La operación se complicó".

Las palabras aún sonaban en su cabeza mientras se veía en el reflejo de la puerta hecha de vidrio del Salón.

"Lo sentimos, Señor".

Quería salir de allí, no se había acercado a la caja para nada.

"No hubo nada que pudiéramos hacer".

Salió del Salón hasta el pequeño jardín. No podía soportar más escuchar los ligeros sollozos de Helaena, ni la mirada fija de Aemond, o la mirada de lástima de Daeron, ni ver las lágrimas de su madre y la madre de Elois.

No quería estar más allí adentro. No cuando era a ella a quien lloraban.

Escuchó pasos tras de sí y suspiro con pesar.

- No, Aemond, ahora no. Lo siento...

Los pasos se detuvieron.

- Lo siento mucho, hermano, de verdad.

Su labio tembló, se obligó a callar.

No quería llorar, no en ese momento al menos. Cuando su padre murió no soltó lágrimas en su funeral porque no lo encontró grato, sin dejar de lado que ella estuvo todo el tiempo con él. Pero ahora que el turno era de quien había estado siempre allí se preguntó quién lo sostendría.

- No quiero estar ahí cuando sé que - tragó para intentar que su voz no se rompiera - cuando sabemos que no va a volver, siempre que miro la Caja y el ambiente del lugar, madre la quería como una hija y sabía que era la indicada después de tantos años. No quiero verla irse, no estoy listo.

Sus lágrimas se derramaron. No iba a aguantarlo mucho más, sus sollozos siendo lo único que se encontraba en el lugar.

- No quiero que se vaya y es tonto porque el primero en irse fuí yo.

Recuerda algo que le dijo antes de que la llevarán al quirófano, "Tuvimos un bebé, Egg, pero no pudo llegar a tener vida. Lo siento, mi amor".

Y sus sollozos sólo se intensificaron.

- Ella estuvo embarazada - su voz siendo casi un susurro - fuí un imbécil, debí irme con ella. Ni siquiera nos casamos.

Su hermano se acercó para sostenerlo y él no reprochó.

Muy a regañadientes vió el entierro, pero cuando volvió a su casa no pudo hacer más que correr a la habitación que había tenido por años antes de que ella llegará a su vida.

"Si tuviera algún último deseo que mis padrinos mágicos me pudieran conceder - sonrió y le volteo a ver - es que si me pasa algo, tú vivas feliz, la vida que desees mientras no dañes algo importante a tu alrededor. Te amo, Aegon, y eso siempre te lo demostré."