Capítulo V

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En la noche del día en el que Max, había ido a caer en el  hospital, la profesorra Malena, se dirigió hacia la habitación de Sylvie, tocó tres veces hasta que la misma abrió la puerta.

—¿Sí?—pronunció esta.

Pero Malena la sorprendió con un apasionado beso que hizo cortar su respiración,  cerrando detrás la puerta de la habitación, recordó en aquél momento todos los besos pasionales que habían tenido en cada lugar prohibido de la universidad, recordó esa electricidad que le daba el tocar su piel.

Las jóvenes adultas se habían conocido hace dos años atrás desde que trabajaban juntas, Malena al besar a Sylvie recordaba sus primeras miradas, los coqueteos, las primeras conversaciones por los pasillos o aquella vez que a Sylvie se le cayeron todos sus libros antes de ingresar a sus clases y Malena le ayudó a recorlos del piso, en ese intante sus miradas connectaron como nunca antes lo habían hecho con otra persona.

Aquél crepúsculo de Septiembre, había ocacionado un fuego incontrolable en sus  cuerpos, es como sí ambas hubiesen sido creadas para estar juntas, sus cuerpos se deseaban incontrolablemente y luego de lo ocurrido, creían que era de suma importancia reafirmar su muestra de amor incondicional.

La noche, pasó y despertaron abrazadas en la cama semi desnudas, el rozar sus pieles, traía a sus  mentes todo lo que habí pasado esa noche anterior, como si hubiese sido la última en tener un encuentro de tal deseo.

Pero esa misma noche, Catherine, en su habitación, intentaba hacer memoria, ella sabía que conocía a Alex DeLarge de algún sitio, más allá de su familia adinerada, sus recuerdos la llevaron diez años atrás, ella raún era joeven, se había enamorado de un joven de su barrio, el mismo la había cautivado, con el pasar de los días. Notaba, más interés de su parte hacía ella,  pero al correr los meses la relación se volvió tóxica.

Un día, desapareció el muchacho de su casa, Catherine lo buscó cuanto pudo hasta que lo encontró en el bosque del pueblo donde vivían, cubierto de sangre de animales sacrificados. Desde ese entonces, la joven adolescente decidió terminar aquello que habían comenzado.

Pero Alex se había obsesionado tanto que llegó al punto de amenazarla con que se quitaria la vida sí ella lo dejaba, aunque Catherine decidió no hacerle caso y obtuvo el apoyo de sus padres para salir de esa situación, ya que su madre es abogada hasta el día de la fecha y su padre Sheriff retirado.

Sabiendo esto, igualmente ambas familias resguardaron a sus hijos, puesto que la familia de Alex, también tenía una gran influencia en todo el país, ya que sus padres, eran jueces desde hace muchos años.

—Hola, ¿Puedo pasar?—preguntó Alex cortando con sus pensamientos.

—¡Qué!, ¡Qué quieres...!—inquirió Catherine.

—Venía a hablar contigo.—expresó Alex DeLarge.

—¿Sobre?—dijo Catherine.

—Quería invitarte a tomar algo, puesto que hoy salimos del campus universitario.—soltó el muchacho.

—No, gracias, tengo planes.—enunció la mujer.

—¿Quiéres que te acompañe?—vociferó el joven.

—Prefiero ir sola.—sostenía Catherine con algo de nerviocismo en su voz.

—¿Y por qué una mujer tan guapa prefiere andar sola a estas horas...?—interrogaba Alex.

—Por qué no tengo intenciones de involucrarme contigo.—espetó Catherine.

—Sé muy bien quién eres Catherine Tramell, y solo te digo que voy a volver a enamorarte.—exclamó Alex en un ligero susurro a su oído.

—Yo no te conozco de nada.—formuló Catherine de manera  inexpresiva.

—¿Ah no?, yo recuerdo perfectamente nuestros juegos sucios Catherine.—dijo Alex tomandola  del brazo

—¡Largate de mi vista!—musitaba la mujer.

—¿Enserio quiéres que me vaya?,  porque tus labios dicen otra cosa.—pronunciaba  Alex.

Alex DeLarge siguió acercandose, hasta que sus labios se chocaron entre sí, por alguna razón ambos sintieron una especie de sabor a fresa, que les traía a la mente los viejos tiempos. Alex, cerró la puerta detrás de sí, los dos se empezaron a desvestir, Catherine llegó hasta los peectorales de Alex, cuando los sintió se le estremeció el cuerpo, era tan perpecto, siempre lo había sido, pero lo que más que excitaba es que era un maldito psicópata.

El encontrarse desnudos para ambos era extremadamente  excitante, Catherine observaba de pie a cabeza a Alex DeLarge y estaba fascinada, solo había crecido en masa corporal, pero su  aspecto seductor no lo había cambaido, ni  siquiera al mienbro que llevaba en  su entrepierna.

Catherine, bajó hasta la entrepierna del muchacho, tomó entre sus manos el miembro del muchacho, lo cual le hizo realizar un ligero jadeo, sentía como la mujer lo succionaba el mismo y ello iba causando en Alex cosquilleos por todo el cuerpo, la sensación del extásis corría por su ser.

Su cuerpo se ensendió de tal manera  que hizo a Catherine que se colocara sobbre la cama, él, ensima de su cuerpo la besaba por  doquir, hasta que llegó a su  vulva, en la cuál luego de colocarse un preservativo, introdujo su mienbro lentamente. Catherine, sentia como sobre la presión se deslizaba hacia adentro de su cuerpo, la sensación era suamemente placentera y  retorcida que eso le encantaba.

Alex, siguió metiendo a su miebro hasta llegar aun tope, lo deslizaba de manera lenta, luego con más intensidad, hasta hacerlo de forma dura, los gemidos no faltaron de ninguna de las partes, su excitración era tal, que Alex se corrió varias veces y varias veces repitieron el acto sexual que tanto les gustaba.

En una de las ocación, Catherine se subió sobre el cuerpo de Alex, mintras se movía con su miembro dentro, eso  le causaba tanto placer al muchacho, que lo sentía una tortura, sin decir que el miembro de Alex, era dotado, por lo cual, resistirlo era solo para privilegiadas, como Catherine, su único amor.

El sexo duro era lo que más disfrutaban ambos, porque allí se desataba el lado salvaje de ambos a Catherine le encantaba tomarlo del cuello y hacer presión para ver como Alex se enrojecía sus pomulos. A Alex, le encantaba Catherine, porque  era un ser perfecto para su miembro y para el sexo que tanto le gustaba hacer. 

Ya que con todas las que lo había intentado y no lo resistían, habían terminado muertas debajo del campus universitario, lo cual era una verdadera  tragedia para aquellas mujeres que se habían cruzado con Alex DeLarge.

Ya que con todas las que lo había intentado y no lo resistían, habían terminado muertas debajo del campus universitario, lo cual era una verdadera  tragedia para aquellas mujeres que se habían cruzado con Alex DeLarge

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CONTINUARÁ...

PsychopathWhere stories live. Discover now